24.9.05

las niñas guardianas -fragmento-

Estas manos que tocaron tu sombra
hoy se pierden bajo tierra
en tus huellas
y sangran
por la piedra múltiple y angulosa de tu olvido.

Sobre la palma de mis dedos queda
el barro fruto del amor endurecido
bruto fruto que poco a poco
ante mis ojos va engendrando
pequeñas formas de mujer
que el sol de a una seca
sus rayos
atraviesan los pechos para habitarlos.

Estas niñas secan mis lágrimas
mejor que nosotros saben cuidar del instante
y cuando al fin de tus huesos el fantasma evapore
y así blanquísimo quiera sentarse en mi cabeza
también sabrán del murmullo que adormece.

En mis sueños el ozono prevendrá una lluvia
y al despertarme
con el pelo revuelto y los ojos encendidos
el cielo estará claro
y ellas desesperadas agitarán sus bracitos
diciendo del sendero que se pierde en el bosque.

En el bosque son gigantes
otros cuerpos de sus cuerpos brotan
toman brillo sus ojos
afilados dientes en sus bocas nacen
oscuro el pelo en sus cabezas.

Como cuervos alborotan alrededor mío
como cuervos sus voces
buscan la espina que cambió mi suerte.



En mi latido
la sombra de tu nombre se esconde.

Ellas me alimentan
en su nido soy un pichón que come
lo que sus bocas vomitan
mirálas cómo me cubren con sus manitas
si hasta parece que hablan...
qué bonita les queda la ropa de témpera
los ojos tristes
la sonrisa de tinta en sus caras pintada.

Vení,
velas de cerca
esta es Analía
esa es Julieta
aquella Lourdes
esa otra María
la más chiquita Adriadna.

Son fruto del ansia
no saben leer ni escribir
y no lo extrañan
en su mundo
todo se calla
en el amor compartido.

Más que nosotros saben cuidar del instante
todo lo cubren sus plumas
en la noche de este bosque
el mudo murmullo de sus palabras
más dice de lo que nos pudimos decir nosotros.

A la sombra de tu fantasma mantienen a raya
ella se agita entre las hojas
entre la maleza
otra maleza entre la maleza es.

Cuando mis muñequitas olfatean su aroma
como rayos se abalanzan
y a picotazos la alejan
a picotazos
la sangre que ella va dejando
nada es sobre la tierra
y a nadie engendra.

Sólo tu nombre sigue molestando

En el bosque mi lengua arde
el ácido de sus vómitos la garganta irrita
y lloran los ojos
mas el cariño que brindan no puede rechazarse
es un abrazo que prende en la sangre
y echa raíces.

20.9.05

corazón - cuento

Golpea en mi pecho y algo se lleva al alejar su mano. Me miro pero estoy igual, nada parece haber cambiado en mí, mas me siento hueco. Encima él, acaso por cobardía, tras el golpe inesperado huyó corriendo. Y en el dolor de ese golpe, de esa huida, el vacío en mí se va haciendo cada vez más grande.
Me digo entonces que todo esto es una tontería, que el que él se halla enojado por una cosa tan sin importancia habla mal de él, que no hay que tomarlo en serio. Me digo eso y también que el golpe había sido ladino, afeminado, y que en nada me había dañado, si no había dejado ni un moretón... pero por atrás de esas palabras, de ese discurso soso que a mí mismo me voy diciendo se esconde un miedo atroz, un miedo que va creciendo sin que yo lo quiera, un miedo que me dice que acaso él había robado mi corazón, y que por eso me sentía hueco.
Rápidamente a mi memoria acuden ciertos sanadores filipinos que habían tenido su fama televisiva por operar con las manos. Ellos hundían -en un golpe veloz y certero- sus manos entre las costillas de sus pacientes, y antes de que el paciente pudiera darse cuenta, retiraban sus manos con un pedazo de carne malo entre sus dedos, que según lo explicaban en la televisión era lo que la medicina tradicional llama un tumor. Aparece esa imagen en mi memoria y también -y casi al mismo tiempo- la de ciertos sacerdotes -creo que mayas- que en la América precolombina, al realizar sacrificios humanos también hundían sus manos en el pecho de quienes eran ofrendados a los dioses, pero que en vez de arrancar del cuerpo un pedazo de carne mala, quitaban el corazón, y ante la mirada vacía de quien se estaba muriendo, le mostraban lo que hasta hacía poco yacía en su interior, y que todavía latía. Todo eso aparece en mi mente, y el miedo es atroz, y el miedo cada vez es más grande.
Olvido mis palabras, esas que me distraían, y con mi mano derecha trato de ubicarme el pulso en la izquierda. Estoy muy nervioso, no lo encuentro, pruebo en el cuello, después donde sobre debía encontrarse el corazón. Nada. Ni sombra de latidos.
Me lanzo a correr detrás de él, que ya me lleva ventaja, que ya desapareció. Sin rumbo corro, hasta que ya las piernas no responden, hasta que los pulmones de tan agitados me causan convulsiones. Me detengo y vomito. Y entre mi vomito, entre mi impotencia, comienzo a llorar. He perdido mi corazón.

cuando un amigo se va...










Mi Amigo Emiliano G. Vuela fue quien me acerco al mundo Blog. Él mismo tuvo su Blog, http://www.ignatus.blogspot.com/ el cual a sido dado de baja por el señor Blogspot (si, Emiliano tenía su blog descuidado...)

Esta es mi despedida a su Blog

11.9.05


No sabemos nada y los juegos de artificio iluminan nuestra sala. Cegados por ellos, nos dejamos llevar a través de las cosas, como sonámbulos, pensando nada más que en esa luz, en lo que ella significa para nosotros.

8.9.05

Y, ¿si fuera ella?

Ella, se desliza y me atropella.
Y, aunque a veces no me importe
sé que el día que la pierda,
volveré a sufrir por ...
Ella, que aparece y que se esconde;
que se marcha y que se queda;
que es pregunta y es respuesta;
que es mi oscuridad, mi estrella.

Ella, me peina el alma y me la enreda;
va conmigo pero no sé donde va.
Mi rival, mi compañera;
que está tan dentro de mi vida
y, a la vez está tan fuera sé que volveré a perderme,
y la encontraré de nuevo
pero con otro rostro y otro nombre diferente y otro cuerpo.
Pero sigue siendo ella,
que otra vez me lleva;
nunca me responde
si al girar la rueda ...

Ella, se hace fría y se hace eterna;
un suspiro en la tormenta,
a la que tantas veces le cambió la voz.
Gente que va y que viene y, siempre es ella,
que me miente y me lo niega;
que me olvida y me recuerda.
Pero, si mi boca se equivoca,
pero, si mi boca se equivoca
y, al llamarla nombra a otra,
a veces siento compasión
por este loco, ciego y loco corazón.

Sea lo que quiera Dios que sea.
Mi delito es la torpeza
de ignorar que hay quien no tiene corazón.
Y va quemando, va quemándome y me quema.

Y, ¿si fuera ella?
Ella me peina el alma y me la enreda;
va conmigo ... digo yo,
Mi rival, mi compañera; esa es ella.
Pero me cuesta cuando otro adiós se ve tan cerca.
Y, la perderé de nuevo,
y otra vez preguntaré mientras se va
y no habrá respuesta.
Y, si esa que se aleja ...
la que estoy perdiendo ...
Y, ¿si esa era?.
Y, ¿si fuera ella?.

Sea lo que quiera Dios que sea.
Mi delito es la torpeza de ignorar
que hay quien no tiene corazón
Y va quemando, va quemándome y me quema.
Y, ¿si fuera ella? ...
a veces siento compasión
por este loco, ciego y loco corazón.

¿Era? ¿quién me dice, si era ella?
Y, si la vida es una rueda y va girando
y nadie sabe cuándo tiene que saltar.
Y la miro ...
y, ¿si fuera ella?
¿si fuera ella?
Y, ¿si fuera ella?

Alejandro Sanz

6.9.05

como no puedo robar tanto...

en este momento, perderse en blogs, descubrir nuevos mundos, eso me salva. A quienes rieron con mi humor les recomiendo http://mantantirulirula.blogspot.com/

robando post

esto aparece en Bestiaria, pero me parecio tan oportuno con este momento de mi vida que lo coloco aquí: Creo que fue Roberto Arlt quien contó que su padre solía castigarlo de una forma terrible: Le avisaba que lo golpearía recién al otro día por la mañana y lo mandaba a dormir, lo que implicaba un doble castigo, porque prolongaba de forma anticipada la golpiza, transformando la vigilia en un oscuro pasillo hacia el desastre.Sin intención de exagerar, cada vez que tengo que ir al gimnasio por la noche, me acecha la misma sensación: una oscuridad inminente que ahoga la tarde, una flash forward del infierno.Yo odio el gimnasio, así tenga que ir toda la vida. Odio el gimnasio porque pone en evidencia mi torpeza, mi coordinación deficiente, mis ganas de atorarme con masitas y ver televisión, mis brazos débiles, mi voluntad quebradiza. Odio el gimnasio porque me siento fuera de lugar, porque parezco una anciana perdida en un shopping, un turista oriental, una marioneta.Sin embargo, si tuviese que situarme en la pirámide, probablemente estaría entre la gordita chanta y la pinocha, justo debajo de la que fue a inscribirse al gimnasio y jamás volvió: la gorda caradura.La gordita chanta es la que repta por el salón de musculación con la clara intención de hacer el mínimo esfuerzo posible. De hecho, cuando toma una clase es esa que apenas levanta las manos, salta lentamente, agarra las mancuernas livianas o se toca la panza con expresión de dolor. Su atuendo se parece más al de una adolescente presta a holgazanear que al de una atleta: Se arrastra con un jogging enorme y oscuro, buzo holgado de mangas muy largas y el cabello depresivamente revuelto.La pinocha –o “vieja tenaz”- es una matrona dando sus primeros pasos lejos de las facturas de manteca. Su entusiasmo es descomunal y exagera los movimientos de tal manera que parece poseída. Suele inscribirse en clases de baile o aero-latino porque “siempre le gustó bailar” pero es tan tosca que podrían reconocerla como paralítica honoraria.En cuanto a la ropa, le gusta usar un pantalón “bolsudo” de tiro alto, zapatillas de astronauta y tiene algunos detalles de vieja: Se pone un buzo en los hombros y se maquilla para ir.Las efímeras siempre van de a dos y tienen menos de veinticinco años. El gimnasio es otro de sus hábitos primaverales, junto con el de broncearse en la membrana, hacer dietas de líquidos o súbitas excursiones por el vegetarianismo. Como siempre les gusta algún profesor –inexplicablemente les atraen los músculos- intentan ir en calzas y remera ajustada, pero desaparecen cuando se inicia la época de helados.La turrita va al gimnasio a que la miren, a provocar, a deslizarse transpirada por los aparatos, a juntar los labios carnosos, a gemir. La turrita suele estar en forma, pero más seduce por turra que por bonita. Es la fantasía de los adolescentes y oficinistas perdedores, del gordito casado, del cincuentón pirata, del profesor de boxeo, pero es la pesadilla de las mujeres y la enemiga de la ilusa.La ilusa no va a hacer gimnasia, va a conocer gente. Es casi siempre una soltera de treinta y tantos años, tonificada, bronceada y con el cabello aclarado. Vive sola en Belgrano y trabaja en una empresa a pesar de que su familia siempre tuvo dinero. Aunque tuvo muchos novios, siempre resultan ser el mismo hombre: el equivocado. Siempre luce impecable: calzas y remera sexy y millonaria Nike Woman.La atletoide es la gimnasta que nunca será, es la promesa esquinzada, la carrera fallida. A diferencia de las anteriores, va al gimnasio a brillar: Es la única que asiste todos los días, que entrena en serio, que suda, que sabe qué músculo está trabajando. Elige ropa estrictamente funcional y de marcas reconocidas, pero masculina. También usa cronómetro, cantimplora, antiparras, muñequeras y un bolso bien grande. Es la única que sabe donde está el vestuario, que tiene locker o que usa todas las máquinas en su rutina.Y después están las que son como yo, que no encajan en ninguna parte, que viven a dieta, que envidian a la última porque come lo que quiere, que van al gimnasio a sufrir. Las que viven esa angustia recurrente, todos los martes y jueves, a la hora señalada.
posted by Bestiaria at 01:58

4.9.05

pekerman sigue siendo un muerto... pero igual ya no pido a Bielsa!

Hay cosas malas, y cosas peores. Romper un racha historica de invictos en Paraguay es mala. Perder como perros jugando para el carajo en Paraguay es peor que malo. Hay quien culpa a Pekerman como yo, o quien culpa a Heinze pero lo importante es la derrota, nada más. Lloro, lloro y rezo esperanzado en que a ésta Selección pueda entrar el Mariscal Laspada, y que en Alemania pueda pasar de cuartos!!