15.11.10

Berazachussetts



Leandro Avalos Blacha
Entropía, 2007
160 páginas

Por Gerónimo Unibaso

Dice Borges en el epílogo de "El Aleph" que si bien la historia narrada en "El hombre en el umbral" fue inspirada por un conventillo porteño "la situé en la India para que su inverosimilitud fuera tolerable". Leandro, en un gesto similar, ubica la novela en Berazachussetts, una suerte de doble yanqui de Berazategui. Esa ambientación le sirve para elaborar un relato zombi a la Romero en nuestras pampas y volverlo creíble. Un relato en donde se estimulan los sueños de la clase media hasta volverse pesadilla: maestras jubiladas que se vuelven estrellas de la cumbia, niños bien que se aprovechan de su condición y explotan a los que no son de su condición, intendentes que sueñan con hacer a su ciudad estadounidense, etc. Siguiendo a Romero, los villanos "son siempre los vivos, no los muertos".
Con una escritura delirante, ácida, Leonardo nos muestra de nuevo el mundo del conurbano –al que de tanto verlo nos acostumbramos- y en un mismo movimiento nos hace temerle a sus ídolos, y dejar de tenerles miedo a los outsiders, a los desclasados, a los personajes con los cuales se alimenta el miedo clasemediero con programas como “Calles Salvajes”.
Leandro Ávalos Blacha nació en Quilmes, en 1980. Publicó Serialismo (Premio Nueva Narrativa Sudaca Border, Eloísa Cartonera, 2005). Berazachussetts, obtuvo el Premio Indio Rico 2007.

4.11.10

Fabián Gianola y otros poemas



Nicolás Pedretti
Goles Rosas, mdq
20 páginas

Por Gerónimo Unibaso

¿Cómo escribir poesía después de los ’90? El auge mediático del género en esa década tomó por sorpresa a los autores y los volvió en algo parecido a estrellas. Ese momento es registrado en su espasmo por Morfes en “El Jardín de los poetas”, donde entremezcla a los escritores de la generación con famosos Hollywoodenses en una fiesta. El momento crítico –casi inocente -de lo que se decía en los poemas en un primer instante fue deviniendo en performance, en estilo, como pasa con toda vanguardia. Leer hoy lo que se entiende como “poesía de los ‘90”, (lo que se escribió propiamente en esa década) es un ejercicio anacrónico. Lo que esa poesía denunciaba hoy se puede encontrar en un informe de “Policias en acción”. ¿Cómo escribir entonces? La pregunta está en el aire. Un camino es la revisión dada en los últimos tiempos de la poesía “del interior”, de los autores que por cuestiones de moda, si se quiere, fueron desatendidos por la crítica. Este camino en cierta manera sepulta lo escrito guardándolo en un estante. Nicolás intenta otro camino. Siguiendo el ejemplo de Eliot, toma los restos y los actualiza. Su ¿poesía? es una suerte de vómito de los ’90: el personaje de su libro es una sombra del “Seudo” de Gambarotta, su fantasma. Vemos operar su escritura en ese lugar con una lucidez extraña, similar a la que debieron sentir en la alegoría de Platón los que salían de la caverna. Emborrachados de esa lucidez deambulamos por las páginas. Y como en toda borrachera, durante ella todo nos parece alegre un tiempo, pero luego se vuelve un dolor de cabeza importante. Al pasarse la resaca, quedan pedazos de recuerdos, inconexos, que vistos desde la sobriedad nos hacen preguntarnos cómo causaron gracia en su momento. Respuesta que sólo encontramos leyéndolo nuevamente, de forma más adictiva cada vez.