29.12.05

Palillo y cerilla enamorados

Palillo queria a Cerilla
con un amor muy vehemente.
Amaba su delgadez
que veia muy ardiente.




















Entre Palillo y Cerilla
¿puede arder una pasión?
Así fue. Y en un segundo
ella lo volvió carbón.



















Tim Burton - La Melancolica Muerte De Chico Ostra

27.12.05

Percepciones futuras



La chica que sentada en el banco espera tiene la seguridad de que él vendrá por consiguiente no tiene angustias; se distrae imaginando el transcurso del encuentro como si se tratase de un sueño o de un cuento de hadas. Aún antes de la hora acordada lo vería llegar acercándose con rumbo hacia dónde lo está esperando. Ella se alegraría de sobremanera al verlo; inmediatamente se pararía y se dirigiría con premura a su encuentro. El se sorprendería al encontrarla; se imaginaba llegando aún antes que ella. Se saludarían cortésmente y comenzarían a caminar apenas deslizándose por el camino que bordea el arroyo. La tarde estaría muriendo pero el calor propio de la tarde de primavera todavía no empezaría a diluirse. Sería todo como un tierno sopor: habría mariposas volando a su alrededor y como una brisa que del arroyo vendría para acariciar sus rostros. Sería todo una felicidad arraigándose en sus almas, provisoria. Detrás de ellos, en el cielo, pequeños estallidos señalarían la aparición de las primeras estrellas, en el instante en que sus sombras se acercarían hasta confundirse.

22.12.05

sensé o la agonía en un idioma




cantando o cayendo/ esperad/
deliciosos ojos en su mano/ destino
callado deseado/ la húmeda danza
de grises agonizantes/ sensé/ la
lluvia/ sensé/ la esperanza/ que persiste de
himnos a pesar de mi alma/ eco de
inalcanzables dioses terrestres/ globos
miserables de arena que flotan apenas desinflados
entre las complejas inmensidades de un nombre
en el destierro/ sensé/ entre los
barruntos límites de un idioma/ sensé/ entre
las inmensidades barruntas de un idioma/ aquello
dulzura que baja del cielo recién deshecho/ la
señal clara de mi esperanza/ Oh incomprensible!/ de
oír tus vendajes por estas llagas/ sensé/ de
distribuir verdades por estos lares/ dolor
vivo del alma/ espuma en mi boca
que quiere decirte amor/ estaca de recuerdos
apenas soñados/ entre la espesura tiniebla
de tu sinceridad//

15.12.05



Cuentan que cuando la querella de Atreo y Tieste, hijos de Tántalo, a raíz de la herencia del vellocino de oro, Saturno, por dar razón a Atreo, hizo cambiar el orden de salida y de la puesta del sol y los demás astros, de suerte que entonces se ponían del punto en donde ahora salen y salían de donde hoy se ponen. En ese tiempo, es decir antes del cambio de orden en los astros, los hombres eran hijos de la tierra y no nacían unos de otros.

Platón, fragmento de "El político"

10.12.05

En la ribera el murmullo. Si te alejás ahí se queda, no se anima a seguirte. Si pasás la ribera y te adentrás en el agua también te abandona. Su lugar está en la costa. Su música mínima como una red cubre el espacio, y lo vuelve espeso, rabioso. Va transformando el propio aire. Y crea su propio clima.
De la propia música presencias brotan, invisibles, que entre el agua y la tierra van bailando. En colores su rastro dejan, impalpable, sobre la arena. Y el brillo en el atardecer es múltiple.
Brillo, baile, música se abrazan, sus ramas se van enredando cada vez más, cada vez con más fuerza, cada vez con más ganas. El abrazo se vuelve nudo, nudo que sangra, que chilla, que clama. En el abrazo rojo el temblor golpea de suerte y después repite y como en eco repite por siempre. Sobre el abrazo latiente la sangre enredada es carne, es músculo, es cuerpo. Cuerpo con voz, con ojos, que mira, que explora, que sabe. Y en la voz que sabe, en los ojos claros que miran la tierra y el agua, la presencia tímida florece en plumas su cabeza, que no vuelan, no, que sólo huelen dulce.

9.12.05

si que se aprende del amor...

sí, Calamaro siempre tiene razón:



Tuyo siempre

Si alguna vez no me vuelven a ver,
porque a mi como a todos se me olvida,
algo va a quedar adentro tuyo siempre,
algo que yo te deje alguna vez.

No importa si no venis conmigo,
este viaje es mejor hacerlo solo,
yo te voy a recordar todos los dias,
porque un amor asi nunca se olvida.

Te seguiria por todas partes y volveria a la ciudad,
si me das, otra oportunidad,

de volver a empezar, porque antes
quiero darte cada uno de mis instantes,
nunca mas voy a mentir de nuevo,
porque no voy a olvidarte nunca mas.

Si alguna vez no me vuelven a ver,
porque a mi como a todos se me olvida,
algo va a quedar adentro tuyo siempre,
algo que yo te deje alguna vez.

Y volveria por todas partes para encontrarte y preguntarte,
si me das otra oportunidad.

Va a ser mejor que empiece a olvidar,
porque queda mucho tiempo por delante,
algo va a quedar adentro tuyo siempre,
algo que yo te deje alguna vez,
porque no voy a olvidarte nunca mas,
porque yo no te voy a olvidar.

8.12.05


no se aprende nada. el amor nos golpea dentro, nos lleva de las narices, nos arrastra. y por más puro que éste sea, siempre es poco, y apenas nos alejamos de quien amamos, vuelve el temor, el abandono, la locura...









no se aprende nada del amor???
no se aprende nada
porque cuando te deja
un ratito
uno vuelve a tener mieditos
uno es seguro adentro del amor
y cuando está con quien ama
el amor a la distancia
duele...

29.11.05

Percepción en los ocasos -cuento-

Tenía yo veintiocho o veintinueve años. Me había quedado sin trabajo y eso no podía importarme: estaba en un período en el que no se piensa, sólo se siente, en el que las cosas pasan como si formaran parte de una película y no de tu propia vida. No hacia más que levantarme temprano para escaparme de casa antes de que padre tuviera oportunidad de atraparme con discursos que -él suponía- harían de mí una persona de provecho. Las más de las veces me iba caminando hasta el centro, solía llegar a la plaza Rivadavia alrededor de las nueve y cuarto. Casi siempre me sentaba en el mismo banco. Ahí leía algo o no más miraba subir al sol. Regresaba a casa para almorzar y tirarme a dormir la siesta. Ni bien anochecía volvía a salir.
Los días de lluvia tomaba el micro y me iba a pasear por galería Visión 2000 o visitaba algún amigo -lo cual, además, me proporcionaba los placeres de un segundo desayuno.
Fue en uno de esos días en que Paula llamó a casa. Yo estaba durmiendo siesta y su llamado me despertó. Debo acotar que no hay nada que me moleste más que el que me despierten de la siesta. De mal humor atendí, pese a que Paula aún me dolía. Su voz me enterneció al punto. Me pidió que vaya a verlo presuroso, que me necesitaba. Al cortar me descubrí despierto y asombrado, no tanto por el pedido sino por el hecho de que acudiera a mí luego de tanto tiempo. Me vestí a las apuradas y fui en bicicleta hasta su casa, esto es a unas cuarenta o cuarenta y cinco cuadras de la mía. En menos de quince minutos estaba ahí. Al llegar me sorprendió que la puerta de calle estuviera abierta. De todos modos toqué timbre y, como era de esperar, nadie atendió, así que apoyé la bicicleta en el marco de la puerta y entré. Adentro estaba todo oscuro, aparte de la puerta todo estaba cerrado. Intenté encender las luces pero fue en vano. Recorrí las habitaciones con miedo, como adivinando lo que habría de encontrar. A tientas llegué hasta el dormitorio más lejano y allí la encontré, llorando.
Pero disculpe mi bárbara exposición. Usted lo que quería saber era qué le había pasado a Paula y no mis peripecias. Vayamos al grano. Claro que hace tiempo de lo ocurrido, tanto que la memoria se me escapa -usted sabe que me estoy refiriendo y por eso no se lo voy a explicar. De todos modos le diré que antes que yo, Augusto César Moreno, tuviera tiempo de gritar o correr, ella me miró con esa carita tan linda que tiene. He dicho que la casa estaba a oscuras, en ésta habitación un poco de claridad se filtraba a través de unas ranuras en las ventanas. Eso me alcanzaba para distinguir los contornos de las cosas. Así fue que pude darme cuenta que la habitación había sido vaciada: no había muebles, ni cortinas, ni posters en las paredes; nada, sólo el cuarto vacío y Paula atada a una silla, llorando. De pronto como que me reconoció y dejó de llorar, bajó la vista y dijo, con una voz que jamás le había escuchado: “Te quiero, aunque no lo entendás”. Yo, mismo que un payaso, me puse a saltar y dar volteretas por el cuarto con una agilidad desconocida en mí y que sorprendería hasta a la mismísima tía Eugenia -y eso que ella no es de sorprenderse fácilmente.
Entretanto Paula había cambiado el semblante, ahora daba miedo verla, había empezado a sudar en demasía, parecía como que se estuviera hinchando, las ataduras se iban ajustando cada vez más a su cuerpo. Sus labios húmedos y pesados se movieron con lentitud para decir: “Que lejos parecen estar los días en que creíamos estar salvándonos”, con una voz de ceniza que se multiplicó en el cuarto, incesante. Yo no sabía que hacer, se me antojaba liberarla de esas ataduras que lastimaban su cuerpecito, pero algo me daba a entender que Paula estaba cómoda con esa situación. Quise hacerle una pregunta, hablarle de cualquier cosa, y de mi boca salieron burbujitas que explotaron suaves delante de su rostro. Eso la hizo reir.
Después me dijo: “Acercate ¿Te acordás que vos querías un himno de mis ojos?”. “Sí”, le contesté mientras me acercaba viendo como las cosas cambiaban y ahora estábamos frente a su casa, en otro tiempo, ella sonriendo mientras enmarcaba sus ojos con las manos. Y el cuarto volvía a cambiar en otra cosa siempre distinta, en todos los recuerdos o sueños que tuve de ella jamás. Y siempre cambiar hasta que todo quedó en un pantano en el que estábamos enterrados en cápsulas de vidrio. Me movía lentamente entre el lodo queriéndome liberar de la cápsula. Así andaba contorsionándome como gusano, esforzándome por llegar donde Paula. Todo parecía lejano y difuso, me creía incapaz arrastrando pesadísimas cadenas. Y el pantano se tiñó de rojo, era una inundación de sangre, ella se encontraba pariendo a través de sus manos destrozadas (el volumen parido escapó ágil de la madre y en el acto trató de pararse para luego caer dando llamaradas de fuego y morir, cosa que yo no esperaba, tornándose un coágulo deforme y pegajoso chorreante). A todo esto ella repetía en el inmóvil sol secreto de sus labios podridos y agusanados la frase: “Que lejanos parecen estar los días...”, como si eso la salvara, como si las palabras sirviesen de algo estos tiempos de Dios y las lágrimas apagasen el dolor de estas llagas en mi cuerpo. Me sentía cada vez más helado, cada vez más paralizado, como si también mi sangre se estuviera perdiendo. Llagándome a matar mi vientre reventó manchando todo contorno de un amarillo-verdoso increíble. Sentí desinflarme, toque la nada cuando no hubo tiempo y en las espaldas el dolor como de algo queriendo nacer me obligó gritar al perder mi forma como un aguaviva derritiéndose al sol. En ese momento ella pidió mis ojos como ofrenda y yo se los di, orgulloso. Ella los tomó (¿Con sus manos? ¿Con sus piernas? ¡No! Con su cabeza, acomodándolos con su cuello entre el mentón y el pecho) y se los comió gustosa antes de preguntar: “¿Qué se habrá hecho de las causas perdidas? ¿A dónde irán a parar las banderas destrozadas?”, e incendiarse completamente como un sol y ascender por los aires mientras yo simplemente me convertí en una mancha informe en el piso de su cuarto que ella borró con el solo poder de su belleza al cantar “La pulpera de Santa Lucía” y volverse más linda que nunca con ese ardor en los dientes que invita a los ocasos a danzar detrás de las cortinas.

22.11.05

Mi hermana, mi papá, mis vecinos




















Todo nos marca. Mi hermana -que la tuve- murió
cuatro días antes que yo naciese -eso fue en Bariloche-.
Por fotos y diapositivas la conozco.
Nunca me expliqué su muerte.
Ese día hacía frío -me dijeron- y ella estaba como resfriada
y se ahogó
con sus propios mocos. Papá
la estaba cuidando. Al verla agitarse
la tomó entre sus brazos y sin saber qué hacer
corrió hacia el hospital. Ella llegó muerta. Por mucho tiempo
mis papás lloraron su muerte -era la primer hija- y se culpaban.
Cuando después aprendieron el simple ejercicio
que desahoga los pulmones se persiguieron aún más.
Ella no cumplió el año.
Al yo nacer ella ya era nadie pero su fantasma
siempre me hizo sombra. La beba que conocí en las imágenes
siempre fue la más hermosa.
Se llamaba Solange de las nieves, y la nieve
que un día encendió su rostro
luego cubrió su tumba. Más de una vez la imaginé a mi lado,
fuerte, cálida, segura, protegiéndome, contándome secretos,
peleándome, pero eso no pudo ser.
Mucho después, ahora ya en bahía,
teníamos vecinos con lo que -vaya a saber uno por qué-
estábamos peleados: discusiones tontas,
insultos porque nosotros -que éramos chicos-
jugábamos cerca de su vereda o tirábamos la pelota en su patio.
No nos hablábamos. Así las cosas una noche
la vecina llegó asustada. En sus brazos tenía
al más pequeño de sus hijos que con la cara violeta
se esforzaba en respirar. Pedía ayuda. Rápido papá
agarró el auto y subiéndolos corrió al hospital.
Lo acompañé. En el viaje él iba dando instrucciones
de eso que se llama primeros auxilios. Y el nene
vomitando una flema espesa y verde, volvió a respirar.
Los dejamos en el hospital. Papá no dijo nada.
Nuestra vecindad no mejoró por esto.
Todavía las pelotas que caen en su patio se pierden,
y la vecina se queja por los ladridos del perro,
porque pisamos su vereda,
o porque la miramos mal.

17.11.05

Trabajos















Fui niño. En el patio de la escuela
tuve el umbral de una puerta donde en los recreos
me sentaba y leía solitario. A veces miraba el cielo
y las nubes eran gigantes que caían sobre mí y me aplastaban.
Hoy nadie me diría niño. Al tomar el ladrillo
y depositarlo sobre la mezcla, al trazar la línea en el plano,
al firmar documentos creo riqueza y soy compensado por ello.
Mas todavía busco la soledad y me olvido en libros.
El paso del tiempo no enseña, apenas si me golpea
con su vara para domarme y volverme tímido.
El trabajo aja las manos. El calor endurece la espalda.
En invierno las heridas no cicatrizan, se rajan
volviéndose cada vez más profundas.
La cal se entremete en ellas y el ardor
es tanto que se olvida.
También el borde del papel lastima
dejando heridas invisibles que con suspenso
se van poblando de sangre. Todas las heridas dejan cicatrices.
Cada día se ensaña conmigo, y al irse se lleva algo.
Poco dejan. Al verme en el espejo nunca me encuentro igual.
La carne se vence, los dientes se caen, el cabello pierde su color
y me abandona. Por dentro me voy pudriendo.
Sólo puedo dormir cuando tengo los músculos agotados
por el trabajo. Mirándolas con calma
esas nubes todavía me asustan. El paraíso se ha perdido.

15.11.05

el que cuando ve llorar...


no se si a ustedes les ha pasado, pero a mi sí, y es muy raro. iba caminando por el centro de ésta mi ciudad -Bahia Blanca- pensando en puras pavadas, como hago la mayoria del tiempo, y acaso un poco contento, porque despues de la lluvia de ayer el sol iluminaba con ganas. sí, la vida era hermosa en ese momento. pero he aqui que cuando cruzo la calle veo -sentada en una cabina de telefonos, con la mano apoyada contra el vidrio, dirigiendo su mirada hacia mi, como pidiendo ayuda- a una perfecta desconocida llorando. miles de veces he cruzado la mirada con gente que no conozco y que acaso jamás conoceré, y eso no ha significado nada. pero ese llanto, esa mirada reclamandome ayuda me arruinó la mañana. y ya no pude disfrutar del día. y me sentí como un perfecto cobarde por no haber entrado al locutorio a ofrecerle un auxilio que de seguro le hubiera sido inútil.

11.11.05

me duele la cabeza....




ahora pienso que no hay error en el amor. se ama, pues.como dijo Voltaire; "buscamos la felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo que tiene una".





hoy me siento muy cerca a Otro viaje de 1000kms en bondi, Lore In Cælo, Macedurando, Cortina de Humo y ANNA BANANA

9.11.05

cuando escribo


En estos días ya no puedo escribir tanto. Yo que ejercitaba veramente mi oficio, que escribia aunque más no sea 1/2 hora por día por el hecho de no perder el mentado oficio descubro que eso ya no me sirve. Mantener el hábito de escritura, obligarse a crear, a modelar palabras es algo que me está cansando.
Lo que no quiere decir que deje de escribir. Quiza se deba a mi "romanticismo" (nunca peor empleada dicha palabra) pero he decidido no escribir a no ser que no sienta la necesidad de escribir. A no ser que desde dentro mis voces reclamen ser muertas en tinta.
Por demás queda claro que ahora voy a escribir por placer no más.
He dicho.

8.11.05

Discusión atemporal (cualquier día, cualquier hora)

"Quiero llegar
y ya no sólo caer"
Luis Alberto Spinetta
Tambores suenan.
Véola frente a mí. Sonríe fervientemente.
"Ropa sucia", pienso.
El sol escapa a zancadas tornasoles. ¿Qué decir?
Sobre su cabeza ronda una idea. (Dentro)
A la lejanía un grupo de gente danza baile ritual.
Mis neuronas pispean a la rondadora. Tratan de atraparla, de comprenderla pero no pueden.
La pantera acecha.
A mi lado se sienta. Acaríciole los cabellos.
Ofúscase y quítame la mano.
La pantera salta.
El baile se detiene. Chamán del grupo enciende fogarata.
Levántase ella. Trato de detenerla.
La pantera cae sobre el flamenco.
El fuego crece y el grupo retorna al baile.
"No hay nada que hacer", pienso.
El sol se ahoga tornado de soles.
Acelérase el baile a un punto inhumano.
La pantera troza al flamenco en sintonías rosas.
Ella se va.
Tambores suenan.

7.11.05

robando post


Si el principio de incertidumbre es cruel es porque la necesidad de certidumbre es acuciante, de Clément Rosset en El principio de crueldad .
[…]Para terminar señalaré que el gusto por la certidumbre a menudo está asociado a un gusto por la servidumbre. Ese gusto por la servidumbre, muy extraño, pero universalmente observable también desde que existen los hombres y piensan demasiado, diría parodiando a La Bruyère, se explica probablemente menos por una tendencia incomprensible hacia la servidumbre como tal que por la esperanza de ganar un poco de certidumbre obtenida a cambio de una ciega sumisión hacia aquél que declara ser garante de la verdad (sin revelar no obstante nada de ella, por supuesto). Incapaces de mantener sea lo que fuere como cierto, pero igualmente incapaces de adaptarse a esa incertidumbre, los hombres prefieren la mayoría de las veces remitirse a un maestro que afirme ser depositario de la verdad.

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Si, esto va para Pdi

Hoy no


Hoy no (Tema del Grupo "Entre Rios")

Hoy no te cambio por mí,
es mejor que sepas cuánto siento.
Pierdo por qué tengo en cuenta
más de lo que debo.
Porque quiero
abrirme a los extraños,
hundirme en cada paso,
como el agua, tan lejos de mí,
te vi.
Perfecto inunda lo demás me haces sentir,
además me haces sentirte aquí.

Hoy sin dejar de estar mal
pido algo ajeno, cuento tiempo.
Pierdo hasta lo que no tengo,
desde cuándo quiero porque debo
abrirme a los extraños,
hundirme en cada paso,
como el agua tan lejos de mí.
te vi.
Perfecto inunda lo demás me haces sentir,
además me haces sentirte aquí.

1.11.05

robando post


La injusticia
Pienso en la injusticia del mundo y pienso en Pessoa cuando dice “Solo esta libertad nos conceden los dioses: someternos a su dominio por propia voluntad”.
La injusticia es uno de los temas que menos apologías cuentan a su favor, en cambio para su polo opuesto, para su gemelo, la justicia, el lirismo del hombre ha hecho de él ideal del ser humano, el justo medio de Aristóteles por ejemplo, la bofetada en la otra mejilla en los evangelios, luego el ideal de los santos en la edad media, la ciencia y la tecnología, el marxismo con su “a cada quien de acuerdo a su necesidad”, el welfare state, y tantas otras ideas que se me escapan y muchas que no conozco.
Pero en cada idea esta la premisa de la justicia, del ser equitativos en la repartición de los bienes (ya sean materiales, espirituales o morales), en una necia búsqueda del equilibrio a base del estatismo.
Pero lo cierto es diferente, en la búsqueda de este equilibrio, en el nombre de la justicia se han provocado los más grandes desastres, las más grandes matanzas, los más horribles episodios en la historia humana. La búsqueda de la justicia como arquetipo de la organización social ha dado como resultado una sociedad decadente, falaz, en donde los valores simplemente son mascaras de sus opuestos, los cuales en aras de emerger al sol del mundo han obtenido poder de su rechazo y se han desatado en formas tan viles y cruentas que no podemos imaginar aun las consecuencias de esta exaltación de lo ideal.
Y es que por un lado la justicia nunca podría existir, y por el otro si existiera de verdad ya el universo hubiera perecido por la falta de estabilidad en cualquier sistema. La verdadera forma del mundo, su única faz es de por si la de la injusticia.
La injusticia implica falta de concordancia, ambigüedad, caos absoluto, desintegración e integración, vida y muerte, la injusticia es un mar caótico que engulle todo lo que se encuentre en su superficie y abarca el universo entero. ¿Y acaso no es evidente que así es el mundo, un mar de caos?
El absurdo dice Camus nace de el enfrentamiento de las esperanzas de los hombres con la irracional realidad. Porque en el fondo el hombre busca en el sometimiento de los objetos su propia abdicación, pero el discurso superficial de sus actos clama por la libertad ilusoria que nunca podrá tener. La vida del hombre es un incesante periplo que lo lleva del ser al ser, y esta transformación implica su cosificación, su vuelta al vació del sentido y de la forma donde su pobre escena forma parte de una increíble totalidad.
Pensar en la injusticia que sufren los demás es una imprudencia porque no podemos saber si la injusticia no volcara su mano en buena fortuna y viceversa, anticiparnos al efecto de la injusticia en velar por un sueño ya pasado. Dice Pessoa en otro poema: “¡Que feliz debe ser quien puede pensar en la infelicidad de los demás! ¡Que estupido si no sabe que la infelicidad de los demás es de ellos¡ Y no se cura desde fuera”
La infelicidad así como la injusticia contienen siempre a su doble y hay una secreta complicidad en el mundo que nos hace intuir que una pequeña agota de felicidad en un lugar y tiempo cualquiera implica también un destello de infelicidad en otro lugar y tiempo complementario. Así como creían los cainitas, tal ves la virtud sea en si una insensatez. Un agravio contra un dios, sombra del dios que nos rige.
En ese mismo poema, Pessoa continua con otra certeza: “Haber injusticia es como haber muerte, yo nunca daría un paso para alterar aquello que llaman injusticia del mundo. Mil pasos que diera serian solo mil pasos”
La injusticia, como si fuera un atributo de Dios, tal como su ira, no es un hecho que podamos enfrentar. Por otra parte la verdad es que el mas grande sufrimiento viene de la no aceptación del discurso de lo negativo. Ya Mandeville hablaba sobre el papel de los vicios de una nación en su crecimiento y en el lobo estepario Herman Hesse menciona que el hecho de que la burguesía aun con su falta de vitalidad, fuerza y dirección logra sobrevivir solo a causa de sus outsiders. Un sistema solo se puede sostener a causa de la organización de su propia energía, pero su crecimiento depende de situaciones caóticas ya sea en su interior o su exterior que lo obliguen a adaptarse y transformarse.
La figuras de alteridad sirven para el propósito de mantener un sistema en movimiento y en momento de cambio estas se ven multiplicadas con el propósito de que destruyan la organización subsistente en el sistema y la sustituyan por una diferente.
No hay que olvidar que el mundo (en la tradición babilónica) fue creado del caos (Tiamat) a través de su derrota a manos de Marduk, su propio hijo. También Dios (en la Biblia) crea al mundo a partir de las sombras, en el relato bíblico más que crear, Dios moldea al mundo a partir del material vacuo.
En la mitología Persa el dios del tiempo crea al mundo en total armonía, pero al sentirse solo desea un hijo que lo acompañe, sin embargo este hijo nace dividido y entonces Ormuz representa al bien y Ahriman al mal.
El mundo creado a partir de la nada, el caos, las sombras es un mundo en donde el mal ha nacido primero que el bien y el domina el espacio infinito, ir contra él es ir contra la naturaleza del universo.
Por eso lo decadente es tan fascinante, desde las modas agresivas, hasta la literatura obscena. Aclaro en cuanto a la literatura obscena, no es literatura menor, al contrario, y es obscena porque presentan al mundo tal como y en el proceso lo magnifican, se me ocurren en este momento las obras de Faulkner, de Fante, de Bukowsky, cuyo orden no es coincidencia. El hablar de las clases marginales es un atributo de la literatura de nuestra época, una época victimista y aséptica, eufemística. Pero se muestra claramente el postulado de Hesse, y nos muestra a la vez que la injusticia y la infelicidad (como su consecuencia) reinan el inframundo que sostiene nuestra estructura social preponderante.
La injusticia crea el mundo, y la justicia es solo su sombra aciaga, su reflejo imperfecto. Una ilusión de la que el hombre pretende vivir, porque eso es todo lo positivo, solo una magia de mago de plazuela que sin embargo se ha fundido con el imaginario social para convertirse en el ideal.
Debemos, si queremos someternos a la unicidad, aceptar la injusticia del mundo tal como Pessoa acepta que una piedra no sea redonda, debemos aceptar que nunca habrá justicia porque eso seria una aberración para la creación, tan perfecta, en ese momento tal vez nuestros demonios puedan hacer comunión con nosotros y entonces, quien sabe, tal vez nos acostumbremos a la parte oculta del mundo.

los derechos de los animales...

si, los animales tienen derechos, si hasta las plantas entienden mejor la vida que nosotros!

31.10.05

los gatos









Cuando estaba solo el niño solía perderse en el parque. Allí acechaba gatos. Les daba carne para obtener su confianza. Una vez que los gatos estaban mansos los encerraba en bolsas a las que ataba dejando la cabeza de los gatos fuera. Entonces los tiraba al lago, y se reía mucho viendo cómo querían salvarse y morían.

su nombre en mi libreta


En las manos tengo mi libreta, las hojas abiertas , mi letra confundida en los reglones, enrevesada. La miro con atención: allí está el nombre de Ella. Del dibujo de la tinta en el papel Ella florece y su figura vuelve a tomar cuerpo dentro mío. Y no es Ella en una ocasión especial, es Ella como un borrador de sí misma, como una síntesis que lo resume todo, todos los momentos compartidos, todas las historias que Ella me había contado...

29.10.05

El que cuando ve llorar...


El que cuando ve llorar se enjuga las manos al ver que llueve se lima las uñas. A veces se le ocurre coleccionar figuras, pero nunca alcanza a coleccionar nada. Los días festivos acepta invitaciones y va donde le toque. Cuando quiere saber su futuro imagina que duerme y camina sobre los durmientes.

27.10.05

si me encuentro feliz...

Si me encuentro feliz estoy pensando en ella.
Es arisca. Si por curiosas mis manos escapan
y rozan su cuerpo para comprobar el calor
y la consistencia de lo que deseo se agita
y debo detenerme. Sus palabras son ásperas,
como de arena, y se arremolinan en mis oídos, como médanos.
Y como los médanos, que parecen cercanos y fijos,
sus palabras parecen estar ahí cercanas,
y ser lo que uno piensa. Mas se mueven
como los médanos, cuando no se las ve,
y en su arrastre van matando. Sin querer
dejan osamentas blanquísimas en el camino
que son polvo ya, y al tocarse se vuelven polvo.
Imagino que por eso escapa. Siendo pequeña y blanca,
sabiendo el poder de sus palabras, acaso temerá por ella misma.
También yo temo por mi mismo.
En sueños más de una vez fui calcinado,
mas cada vez que la despido siento un dolor dulce
que se borra si la veo y es así:
si me encuentro feliz estoy pensando en ella.

26.10.05

Robando post

El test de Pavese
En una de sus siempre lúcidas y significativas novelas, Césare Pavese dice "sólo quien te ama de verdad, puede soportar tus relatos de infancia". Creo que es así, si pienso un poco, sólo cuando amé a alguien necesité imaginarme y comprender cómo había sido ese niño: su cara, su voz, su espíritu en formación, o antes de la deformación, mejor dicho. Y si no era así, es porque no amaba.Sólo quiere saber de dónde venís, el que desea caminar con vos, porque los dos, entonces, empezarán a caminar juntos. ¿Será por eso que las parejas siempre se preguntan adónde ir? Me parece que "adónde ir" es la pregunta clave que se le puede hacer a la pareja, su cuestión intrínseca, su enigma.

24.10.05

Discordancia


La habitación es chica y está sonando música en la radio. Ellos están parados junto a la ventana desde donde entran los últimos destellos del atardecer. Están callados, no encuentran palabras comunes que justifiquen un diálogo. Poco a poco van olvidando una particular manera de ver el universo y se vuelven más ellos, más solos; pierden la fe compartida y las frágiles mitologías que se habían entretejido el uno con el otro. Descubren que hasta en los momentos más maravillosos, más mágicos compartidos, había errores. Descubren que nunca nada fue perfecto. No alcanzan a aceptar que ellos mismos pudieron haber contribuido a la ocurrencia del error, de la falacia: siempre fue el otro el que nos engañó, el que nos jodió el destino. Juntos en la habitación casi oscura evitan mirarse, les molesta la cercanía de sus cuerpos. La música continúa sonando, ajena, en la radio. Él conoce esa música y le gusta. Como quien quiere evitar el derrumbe de imperios ya abandonados por sus reyes dice algo como: “me gusta esa canción”, o “que linda canción”. Ella trata de festejar el intento ensayando una sonrisa pero ya es imposible, ha cruzado un río que es invadeable para él y se ha alejado definitivamente. Como despidiéndose de algo que ha querido mucho y ya no volverá a ver jamás, ella dice: “a mi no” mientras dando tímidos pasitos se separa aún más de él para convertirse en una bella y pequeña paloma que se eleva suave de la tierra y se lanza triste a volar por horizontes anochecidos hasta perderse, a lo lejos, do ha muerto el sol.

19.10.05

Bielsa volvio!!!


Gente como yo, que extraña el buen futbol, que extraña a Marcelo Bielsa dirigiendo futbol, no puede más que indignarse que un verdadero estratega del futbol profesional caiga en el juego ruin de este gobierno que es capaz de cualquier cosa con tal de ganar votos.

Dice la razón: "Les quiero pedir a los capitalinos que tengan memoria. Así como durante tantos años votaron incondicionalmente a De la Rúa, a Menem, a Erman González, a Olivera, ahora no voten a los descendientes de ellos. Que nos den la oportunidad para llevar adelante a Argentina y cambiarla". Con esta frase, Néstor Kirchner llamó a los porteños ayer a que voten a Rafael Bielsa, candidato a diputado en Capital. Anoche el canciller compartió su cierre de campaña con el Presidente en Argentinos y se mostró junto con su hermano Marcelo, ex DT de la Selección, que no aparecía desde que renunció, en setiembre de 2004.

Digo yo: Bielsa, volve, pero a dirigir futbol!

(y mostrar a Marcelo Bielsa en un acto politico ¿supone ganar votos? ¿no es que "la mayoria lo odia"? -excepto yo, claro , y la gente de "locos por bielsa")

y esto lo supe por la redó

18.10.05

estas manos cansadas y este polvo intención

Supone entonces que hay imperdonables/ no se
espera no/ que sea quien los cometa uno en
quien depositamos confianza/ así las cosas
siempre ocurren/ somos personas y erramos/ y
sin querer o queriendo un día te llega aquello lo
que no perdonás/ (vos sabés...)/ enloquecés y te
prometés que en verdad nunca nunca el perdón/ en vos se
pudren espacios que supusiste puros/ ves
caerse máscaras creídas como el
rostro verdadero/ ya conocés la historia y no tengo porque
entretenerme en vanas descripciones/ la
posta: espacios puros sinceridad no/ manchas hay todo
manchas/ no más/ y mejor olvidate de ese
proyecto que tuviste/ no lo hagás/ siempre alguien
siempre va a encontrar de qué quejarse/ la quinta pata al
gato la cuadratura al círculo/ siempre vas a joder a alguien/ queda pues
en la vida que la mejor opción/ la más tranquila/ es esta
que me ocupa/ sentarme en el justo medio del patio a ver caer la
tarde/ y recordar gente que ya me
olvidó/ o simple dedicarme a contar estrellas en
lo alto de la noche/ o descubrir nuevos significados a
esa palabra sinceridad de grave seño en la figura simbólica
de algún libro decimonónico/ o verme al
espejo...//

No/ verdaderamente no hay en mí excusas o palabras que consigan
perdón/ lo que es fue/ el aire que a mis pulmones
acabó de entrar ya fue exhalado/ y por más que me arrepienta
de deseos o acciones incomprendidas fueron/ nada queda
ahora más que estas manos cansadas y este polvo intención que
supo ser bueno/ es así/ y no me molesta si un día te dejás llegar a
casa para tomar unos mates//

15.10.05

Anotaciones 3

una vez que se ha cruzado la línea, que hemos demostrado que no somos dignos de confianza, por más que nos esforcemos y sea otorgado el perdón, por más que se intente olvidar el pasado, ese acto continuará ahí, firme, y no se podrá evitar.

12.10.05

cesare pavese - el oficio de vivir (fragmentos)

Toda mujer desea ávidamente un amigo al que confiarse y con quien llenar el vacío de las horas en que el tercero esta lejos; exige que ese amigo no le perturbe su amor; se irrita cuando le pide algo que se interfiere con su amor; pero si el amigo se encierra en si y mortifica sus miradas y sus palabras con el único fin de no sufrir con ese deseo, al punto la mujer -toda mujer- saca de nuevo miradas, uñas y palabras para saber que sufre y verlo sufrir. Y lo hace sin darse cuenta.

Y sobre todo, recuérdese que hacer poesías es como hacer el amor: nunca se sabrá si la propia alegría es compartida.

Es increíble que la mujer adorada venga a decirnos que sus días son vacíos y angustiados, pero qué no quiere saber nada de nosotros.

La compensación de haber sufrido tanto es que después morimos como perros.

Los grandes poetas son tan raros como los grandes amantes. No bastan las veleidades, las furias y los sueños; se necesita algo más: cojones duros. Que se llaman también mirada olímpica.

(acá está entero)

5.10.05

Detrás de mi una niña

En colectivo voy a verte. Voy sentado
y el ansia me roba el mundo:
nada veo más que el tiempo
cada vez más espeso.
Es la tarde. Desespero. Trato de pensar en otras cosas.
Detrás de mi una niña está contenta
a través de la ventanilla señala
el tacho de basura que hay en la plaza
"ahí es donde envenenan a los gatos " dice la niña
"los gatos van y toman de ese agua y se envenenan"
La niña habla de muerte y está contenta
"mirá el cielo" dice
"mirá ese árbol" dice
"ese árbol es una montaña" dice.
Al bajar del colectivo alzo la vista.
Una nube pequeña, sola, pequeña
y coqueta como la pelusa que se forma
debajo de las camas, se va deshaciendo.
En el término de un minuto ya no hay nube
y es sólo el cielo azul sobre mi cabeza.

3.10.05

24.9.05

las niñas guardianas -fragmento-

Estas manos que tocaron tu sombra
hoy se pierden bajo tierra
en tus huellas
y sangran
por la piedra múltiple y angulosa de tu olvido.

Sobre la palma de mis dedos queda
el barro fruto del amor endurecido
bruto fruto que poco a poco
ante mis ojos va engendrando
pequeñas formas de mujer
que el sol de a una seca
sus rayos
atraviesan los pechos para habitarlos.

Estas niñas secan mis lágrimas
mejor que nosotros saben cuidar del instante
y cuando al fin de tus huesos el fantasma evapore
y así blanquísimo quiera sentarse en mi cabeza
también sabrán del murmullo que adormece.

En mis sueños el ozono prevendrá una lluvia
y al despertarme
con el pelo revuelto y los ojos encendidos
el cielo estará claro
y ellas desesperadas agitarán sus bracitos
diciendo del sendero que se pierde en el bosque.

En el bosque son gigantes
otros cuerpos de sus cuerpos brotan
toman brillo sus ojos
afilados dientes en sus bocas nacen
oscuro el pelo en sus cabezas.

Como cuervos alborotan alrededor mío
como cuervos sus voces
buscan la espina que cambió mi suerte.



En mi latido
la sombra de tu nombre se esconde.

Ellas me alimentan
en su nido soy un pichón que come
lo que sus bocas vomitan
mirálas cómo me cubren con sus manitas
si hasta parece que hablan...
qué bonita les queda la ropa de témpera
los ojos tristes
la sonrisa de tinta en sus caras pintada.

Vení,
velas de cerca
esta es Analía
esa es Julieta
aquella Lourdes
esa otra María
la más chiquita Adriadna.

Son fruto del ansia
no saben leer ni escribir
y no lo extrañan
en su mundo
todo se calla
en el amor compartido.

Más que nosotros saben cuidar del instante
todo lo cubren sus plumas
en la noche de este bosque
el mudo murmullo de sus palabras
más dice de lo que nos pudimos decir nosotros.

A la sombra de tu fantasma mantienen a raya
ella se agita entre las hojas
entre la maleza
otra maleza entre la maleza es.

Cuando mis muñequitas olfatean su aroma
como rayos se abalanzan
y a picotazos la alejan
a picotazos
la sangre que ella va dejando
nada es sobre la tierra
y a nadie engendra.

Sólo tu nombre sigue molestando

En el bosque mi lengua arde
el ácido de sus vómitos la garganta irrita
y lloran los ojos
mas el cariño que brindan no puede rechazarse
es un abrazo que prende en la sangre
y echa raíces.

20.9.05

corazón - cuento

Golpea en mi pecho y algo se lleva al alejar su mano. Me miro pero estoy igual, nada parece haber cambiado en mí, mas me siento hueco. Encima él, acaso por cobardía, tras el golpe inesperado huyó corriendo. Y en el dolor de ese golpe, de esa huida, el vacío en mí se va haciendo cada vez más grande.
Me digo entonces que todo esto es una tontería, que el que él se halla enojado por una cosa tan sin importancia habla mal de él, que no hay que tomarlo en serio. Me digo eso y también que el golpe había sido ladino, afeminado, y que en nada me había dañado, si no había dejado ni un moretón... pero por atrás de esas palabras, de ese discurso soso que a mí mismo me voy diciendo se esconde un miedo atroz, un miedo que va creciendo sin que yo lo quiera, un miedo que me dice que acaso él había robado mi corazón, y que por eso me sentía hueco.
Rápidamente a mi memoria acuden ciertos sanadores filipinos que habían tenido su fama televisiva por operar con las manos. Ellos hundían -en un golpe veloz y certero- sus manos entre las costillas de sus pacientes, y antes de que el paciente pudiera darse cuenta, retiraban sus manos con un pedazo de carne malo entre sus dedos, que según lo explicaban en la televisión era lo que la medicina tradicional llama un tumor. Aparece esa imagen en mi memoria y también -y casi al mismo tiempo- la de ciertos sacerdotes -creo que mayas- que en la América precolombina, al realizar sacrificios humanos también hundían sus manos en el pecho de quienes eran ofrendados a los dioses, pero que en vez de arrancar del cuerpo un pedazo de carne mala, quitaban el corazón, y ante la mirada vacía de quien se estaba muriendo, le mostraban lo que hasta hacía poco yacía en su interior, y que todavía latía. Todo eso aparece en mi mente, y el miedo es atroz, y el miedo cada vez es más grande.
Olvido mis palabras, esas que me distraían, y con mi mano derecha trato de ubicarme el pulso en la izquierda. Estoy muy nervioso, no lo encuentro, pruebo en el cuello, después donde sobre debía encontrarse el corazón. Nada. Ni sombra de latidos.
Me lanzo a correr detrás de él, que ya me lleva ventaja, que ya desapareció. Sin rumbo corro, hasta que ya las piernas no responden, hasta que los pulmones de tan agitados me causan convulsiones. Me detengo y vomito. Y entre mi vomito, entre mi impotencia, comienzo a llorar. He perdido mi corazón.

cuando un amigo se va...










Mi Amigo Emiliano G. Vuela fue quien me acerco al mundo Blog. Él mismo tuvo su Blog, http://www.ignatus.blogspot.com/ el cual a sido dado de baja por el señor Blogspot (si, Emiliano tenía su blog descuidado...)

Esta es mi despedida a su Blog

11.9.05


No sabemos nada y los juegos de artificio iluminan nuestra sala. Cegados por ellos, nos dejamos llevar a través de las cosas, como sonámbulos, pensando nada más que en esa luz, en lo que ella significa para nosotros.

8.9.05

Y, ¿si fuera ella?

Ella, se desliza y me atropella.
Y, aunque a veces no me importe
sé que el día que la pierda,
volveré a sufrir por ...
Ella, que aparece y que se esconde;
que se marcha y que se queda;
que es pregunta y es respuesta;
que es mi oscuridad, mi estrella.

Ella, me peina el alma y me la enreda;
va conmigo pero no sé donde va.
Mi rival, mi compañera;
que está tan dentro de mi vida
y, a la vez está tan fuera sé que volveré a perderme,
y la encontraré de nuevo
pero con otro rostro y otro nombre diferente y otro cuerpo.
Pero sigue siendo ella,
que otra vez me lleva;
nunca me responde
si al girar la rueda ...

Ella, se hace fría y se hace eterna;
un suspiro en la tormenta,
a la que tantas veces le cambió la voz.
Gente que va y que viene y, siempre es ella,
que me miente y me lo niega;
que me olvida y me recuerda.
Pero, si mi boca se equivoca,
pero, si mi boca se equivoca
y, al llamarla nombra a otra,
a veces siento compasión
por este loco, ciego y loco corazón.

Sea lo que quiera Dios que sea.
Mi delito es la torpeza
de ignorar que hay quien no tiene corazón.
Y va quemando, va quemándome y me quema.

Y, ¿si fuera ella?
Ella me peina el alma y me la enreda;
va conmigo ... digo yo,
Mi rival, mi compañera; esa es ella.
Pero me cuesta cuando otro adiós se ve tan cerca.
Y, la perderé de nuevo,
y otra vez preguntaré mientras se va
y no habrá respuesta.
Y, si esa que se aleja ...
la que estoy perdiendo ...
Y, ¿si esa era?.
Y, ¿si fuera ella?.

Sea lo que quiera Dios que sea.
Mi delito es la torpeza de ignorar
que hay quien no tiene corazón
Y va quemando, va quemándome y me quema.
Y, ¿si fuera ella? ...
a veces siento compasión
por este loco, ciego y loco corazón.

¿Era? ¿quién me dice, si era ella?
Y, si la vida es una rueda y va girando
y nadie sabe cuándo tiene que saltar.
Y la miro ...
y, ¿si fuera ella?
¿si fuera ella?
Y, ¿si fuera ella?

Alejandro Sanz

6.9.05

como no puedo robar tanto...

en este momento, perderse en blogs, descubrir nuevos mundos, eso me salva. A quienes rieron con mi humor les recomiendo http://mantantirulirula.blogspot.com/

robando post

esto aparece en Bestiaria, pero me parecio tan oportuno con este momento de mi vida que lo coloco aquí: Creo que fue Roberto Arlt quien contó que su padre solía castigarlo de una forma terrible: Le avisaba que lo golpearía recién al otro día por la mañana y lo mandaba a dormir, lo que implicaba un doble castigo, porque prolongaba de forma anticipada la golpiza, transformando la vigilia en un oscuro pasillo hacia el desastre.Sin intención de exagerar, cada vez que tengo que ir al gimnasio por la noche, me acecha la misma sensación: una oscuridad inminente que ahoga la tarde, una flash forward del infierno.Yo odio el gimnasio, así tenga que ir toda la vida. Odio el gimnasio porque pone en evidencia mi torpeza, mi coordinación deficiente, mis ganas de atorarme con masitas y ver televisión, mis brazos débiles, mi voluntad quebradiza. Odio el gimnasio porque me siento fuera de lugar, porque parezco una anciana perdida en un shopping, un turista oriental, una marioneta.Sin embargo, si tuviese que situarme en la pirámide, probablemente estaría entre la gordita chanta y la pinocha, justo debajo de la que fue a inscribirse al gimnasio y jamás volvió: la gorda caradura.La gordita chanta es la que repta por el salón de musculación con la clara intención de hacer el mínimo esfuerzo posible. De hecho, cuando toma una clase es esa que apenas levanta las manos, salta lentamente, agarra las mancuernas livianas o se toca la panza con expresión de dolor. Su atuendo se parece más al de una adolescente presta a holgazanear que al de una atleta: Se arrastra con un jogging enorme y oscuro, buzo holgado de mangas muy largas y el cabello depresivamente revuelto.La pinocha –o “vieja tenaz”- es una matrona dando sus primeros pasos lejos de las facturas de manteca. Su entusiasmo es descomunal y exagera los movimientos de tal manera que parece poseída. Suele inscribirse en clases de baile o aero-latino porque “siempre le gustó bailar” pero es tan tosca que podrían reconocerla como paralítica honoraria.En cuanto a la ropa, le gusta usar un pantalón “bolsudo” de tiro alto, zapatillas de astronauta y tiene algunos detalles de vieja: Se pone un buzo en los hombros y se maquilla para ir.Las efímeras siempre van de a dos y tienen menos de veinticinco años. El gimnasio es otro de sus hábitos primaverales, junto con el de broncearse en la membrana, hacer dietas de líquidos o súbitas excursiones por el vegetarianismo. Como siempre les gusta algún profesor –inexplicablemente les atraen los músculos- intentan ir en calzas y remera ajustada, pero desaparecen cuando se inicia la época de helados.La turrita va al gimnasio a que la miren, a provocar, a deslizarse transpirada por los aparatos, a juntar los labios carnosos, a gemir. La turrita suele estar en forma, pero más seduce por turra que por bonita. Es la fantasía de los adolescentes y oficinistas perdedores, del gordito casado, del cincuentón pirata, del profesor de boxeo, pero es la pesadilla de las mujeres y la enemiga de la ilusa.La ilusa no va a hacer gimnasia, va a conocer gente. Es casi siempre una soltera de treinta y tantos años, tonificada, bronceada y con el cabello aclarado. Vive sola en Belgrano y trabaja en una empresa a pesar de que su familia siempre tuvo dinero. Aunque tuvo muchos novios, siempre resultan ser el mismo hombre: el equivocado. Siempre luce impecable: calzas y remera sexy y millonaria Nike Woman.La atletoide es la gimnasta que nunca será, es la promesa esquinzada, la carrera fallida. A diferencia de las anteriores, va al gimnasio a brillar: Es la única que asiste todos los días, que entrena en serio, que suda, que sabe qué músculo está trabajando. Elige ropa estrictamente funcional y de marcas reconocidas, pero masculina. También usa cronómetro, cantimplora, antiparras, muñequeras y un bolso bien grande. Es la única que sabe donde está el vestuario, que tiene locker o que usa todas las máquinas en su rutina.Y después están las que son como yo, que no encajan en ninguna parte, que viven a dieta, que envidian a la última porque come lo que quiere, que van al gimnasio a sufrir. Las que viven esa angustia recurrente, todos los martes y jueves, a la hora señalada.
posted by Bestiaria at 01:58

4.9.05

pekerman sigue siendo un muerto... pero igual ya no pido a Bielsa!

Hay cosas malas, y cosas peores. Romper un racha historica de invictos en Paraguay es mala. Perder como perros jugando para el carajo en Paraguay es peor que malo. Hay quien culpa a Pekerman como yo, o quien culpa a Heinze pero lo importante es la derrota, nada más. Lloro, lloro y rezo esperanzado en que a ésta Selección pueda entrar el Mariscal Laspada, y que en Alemania pueda pasar de cuartos!!

29.8.05

Mi sobrino jugando con tierra

Mirá, ese jugando con tierra es mi sobrino,
que no sabe de nosotros espiándolo.
Está tranquilo con la boca embarrada y la mirada
de quien presencia un milagro.
Sus padres lo han dejado a mi cuidado,
debería hacer lo que ellos,
mas comer tierra es un placer
y hace tanto que no siento rechinar dulce mis dientes.
En casa de mi tía también yo la comía
y su mejor gusto fue cuando el grano de maíz
la acompañó. En ese entonces creí
que al encontrarse en mi vientre germinaría,
y esa gran travesura me emocionó.
Pero desperté con el temor de lo que en mí crecía
amenazante: el simple brote de maíz sabía entonces
destruir mi piel y darme muerte. Ahora me río de eso
aún cuando sé que fuimos hechos de barro
y más de una cosa puede florecer en nuestro pecho.
Pero mi sobrino todavía no fue educado
¡quién sabe que aventuras tendrá la tierra para él!

22.8.05

morir

Una vez dije
y hoy lo repito:
"quiero morir como Nietzche
loco y abrazado a un caballo
o como Estomba
en un hospicio reclamando otro nombre
pero jamás como mi abuela
a los ochenta y tantos
podrida y atada a la cama
sin saber de si más que su pasado
reteniendo en los números que sus dedos nombraban
el oficio de su pasado
la ceniza del carácter que ella supo ser".

18.8.05

algo sobre mi humor

a mi tambien se me ocurren chistes, aunque no sean demasiado buenos
este es de mi cosecha (y juro que yo me rio mucho cuando lo cuento!)

si la milanesa es de milán
y la hamburguesa de hamburgo
¿la bayonesa es bahiense?

(nota: cuando se dice bayonesa tratese de decir mayonesa, pero forzar la eme labialmente)

se aceptan insultos

nubes

Digo siempre menos de lo que quiero decir, de lo que debiera decir, de modo que la gente se sorprende cuando digo algo apenas cercano a lo que hubiera querido decir, de modo que se crean nubes con lo poco que digo, nubes que distan enormidad con lo que soy, pero que los otros signan con mi nombre. Y qué se puede hacer si más allá de lo que cada uno puede conocer dentro de sí, el mundo es ancho y ajeno, ancho en toda su vastedad, y ajeno en tanto a su enajenación, su extrañeza, su virtud de no pertenencernos nunca, de no correspondernos jamás.
Las nubes me envuelven, nadie puede verme.

17.8.05

Nocturno

Vuelvo cansado
caminando por los mismos lugares
bajo las mismas lámparas de mercurio
en la noche repetida.
Mientras como girasoles
miro pasar los autos
y tarareo canciones
para ahuyentar los espacios
que me llaman
que me convocan
y a los que ya no puedo ir.
En la muchedumbre de la parada de ómnibus
aparece el rostro de una mujer
que me recuerda a quien una vez quise
con dolor.
Meto mis manos en los bolsillos
y solamente encuentro
la mugre hilacha.
No, nadie debe estar en mi pensando.
Una vez vi una película
en la que decían
que nadie muere
mientras se lo recuerde.

15.8.05

visita

Aquí estoy. Hace frío. Soñé
contigo anoche, reías cuando
bajo el sol caminábamos. Desperté
sonriendo. Después la alegría se me fue
como se desvanecen los días. Mientras lavaba
mis dientes traté de ocupar mis horas, para
no verte.

Aquí estoy. A través de este vidrio te veo
como en una mala película. Tu vida
depende de máquinas, aparatos y relojes.
¿En verdad sos vos
quien está tendida ahí, rígida, pálida,
desnuda bajo la sábana verde?
Quienes te quieren se
preocupan y lloran. No se trata de eso
ni de la oración que de mis labios no sale.
Nada puedo hacer y me odio.

Aquí estoy. Afuera llueve. Envidio
la facilidad de quienes te hablan. Mis
palabras no salen porque
no pueden devolver lo que has perdido.
Te rodearon de cartas, estampitas, muñecos,
flores, deseos. Yo también quisiera darte
una flor. No muerta; una flor viva que te dé vida con
su aroma. Quisiera esa flor y el gorjeo
de gorriones llegándonos
de entre las ramas de eucaliptos
allá en el campo. Entonces tomaría tu mano
que huiría coqueta para dejar en la mía
el gusto cálido. Pero no.
Con pena te acaricio apenas el brazo, como
haciéndote cosquillas, y no reís.

carta - cuento

El sobre sobre la mesa nada más tenía tres palabras en su lomo con letra chica, apurada. Eso era su nombre. Nada más. Ni estaba su dirección ni el nombre del remitente, ni había estampillas o un sello postal. Nada. Sólo el sobre sobre la mesa como al descuido, para que él ahora lo descubriese y se sorprendiera. Lo agarró y se quedó mirándolo. No quería creer lo que ya venía entendiendo: esa letra le era conocida... pero no, no podía ser. Rompió el sobre en un costado y desplegó el papel que anidaba en su interior. La letra era la misma que la que se había utilizado para su nombre en la cara del sobre, pero ahí dentro estaba desprolija, hasta si había palabras tachadas, como si la letra destinada a quedarse por fuera del sobre hubiera sido tratada con esmero por ser pública mientras que en la escondida su remitente se había preocupado más en lo que quería decir que en el pura imagen estética de las palabras. Si claros se notaban los restos de esa lucha en el remitente por encontrar las palabras justas, adecuadas al sentimiento que quería transmitir. Sentimiento que, como las palabras que trataban encerrarlo, tampoco era claro. La lectura confirmaba lo que se adivinaba en la grafía: había largos párrafos que con entusiasmo intentaban decir algo, pero ese algo todo el tiempo era callado, de modo que al concluir la lectura uno se encontraba sin más información que al comenzarla, lo único que se alcanzaba a comprender era esa necesidad de decir. El silencio era quien mandaba, bien se notaba que las palabras aventureras que habían querido decir más de lo permitido habían sido muertas por tachones violentos, que nada habían dejado de ellas más que el rastro oscuro de su ausencia. Y el silencio acusaba el hecho que la esperanza del remitente estaba puesta en que él entendería, en que no era necesario decir más, en que de las pistas mínimas dejadas a lo largo de la carta él adivinaría lo no-dicho, y actuaría en consecuencia.
Toda esta primer lectura la había hecho caminando por el cuarto, como contagiado por el nerviosismo que el remitente había tenido al escribir la carta. Una vez terminada la lectura como golpeado se dejó caer en una silla. Al sentarse aflojó los brazos y la carta se le escapó de los dedos. Era larga, cuatro hojas de letra pequeña y anudada.
Cerró los ojos. Una oscuridad espesa lo fue rodeando, cubriendo, aplastando. Duras presencias nacían de esa oscuridad, y lo mordían, y se le metían bajo la piel, y lo desangraban. Los ojos comenzaron a arderle y llevó sus manos hasta ellos, para frotarlos. Y se dio cuenta que estaba llorando...
Entonces volvió a abrir los ojos. Tratando de calmarse fue acomodando su respiración. Luego tomó la carta de nuevo.
Ahora las manos no querían tener la carta por lo que debía obligarlas a sostenerla. Y mientras las obligaba trataba de releer lo escrito, con el deseo de haberse equivocado en su interpretación en la primer lectura. Más eso era imposible. Las palabras que leía eran las mismas que había leído y a su entendimiento repetían lo que ya había entendido. Encima las manos no querían quedarse quietas, y comenzaban a dolerle con un dolor profundo, punzante, ahí en la yema de los dedos, donde sostenía la carta. Por este dolor la carta se agitaba, y las palabras, aprovechándose, habían comenzado a bailar en la hoja. Y los ojos ya no podían ver qué era lo que se decía en la hoja, el papel agitado se iba volviendo nada, se iba volviendo nube. Y el dolor en los dedos aumentaba, y era un dolor fortísimo, como si estuviera tomando entre los dedos una plancha de acero caliente al rojo. Cuando descubrió esto -que el papel le estaba quemando las manos- trató de soltarlo, pero ya era tarde, la carne chamuscada se había pegado al papel. El olor de carne asada iba inundando el cuarto. Nuevas lágrimas se evaporaron en su rostro. Y el fuego en las manos se fue haciendo cada vez mayor, tomando el resto del cuerpo. Sentado en la silla se consumió en llama viva.

11.8.05

LA OVEJA NEGRA de Italo Calvino

(del Libro "La gran bonanza de las antillas")

Erase un país donde todos eran ladrones. Por la noche cada uno de los habitantes salía con una ganzúa y una linterna sorda, para ir a saquear la casa de un vecino. Al regresar, al alba, cargado, encontraba su casa desvalijada.

Y todos vivían en concordia y sin daño, porque uno robaba al otro y éste a otro y así sucesivamente, hasta llegar al último que robaba al primero. En aquel país el comercio sólo se practicaba en forma de embrollo, tanto por parte del que vendía como del que compraba. El gobierno era una asociación creada en perjuicio de los súbditos, y por su lado los súbditos sólo pensaban en defraudar al gobierno. La vida transcurría sin tropiezos, y no había ni ricos ni pobres.

Pero he aquí que, no se sabe cómo, apareció en el país un hombre honrado. Por la noche, en lugar de salir con la bolsa y la linterna, se quedaba en casa fumando y leyendo novelas.

Llegaban los ladrones, veían la luz encendida y no subían.

Esto duró un tiempo; después hubo que darle a entender que si él quería vivir sin hacer nada, no era una buena razón para no dejar hacer a los demás. Cada noche que pasaba en casa era una familia que no comía al día siguiente.

Frente a estas razones el hombre honrado no podía oponerse. También él empezó a salir por la noche para regresar al alba, pero no iba a robar. Era honrado, no había nada que hacer. Iba hasta el puente y se quedaba mirando pasar el agua. Volvía a casa y la encontraba saqueada.

En menos de una semana el hombre honrado se encontró sin un céntimo, sin tener qué comer, con la casa vacía. Pero hasta ahí no había nada que decir, porque era culpa suya; lo malo era que de ese modo suyo de proceder nacía un gran desorden porque él se dejaba robar todo y entre tanto no robar a nadie; de modo que había siempre alguien que al regresar al alba encontraba su casa intacta: la casa que él hubiera debido desvalijar. El hecho es que al cabo de un tiempo los que no eran robados llegaron a ser más ricos que los otros y no quisieron seguir robando. Y por otro lado, los que iban a robar a la casa del hombre honrado la encontraban siempre vacía, de modo que se volvían pobres.

Entre tanto los que se habían vuelto ricos se acostumbraron a ir también al puente por la noche, a ver correr el agua. Esto aumentó la confusión, porque hubo muchos otros que se hicieron ricos y muchos otros que se volvieron pobres.

Pero los ricos vieron que yendo de noche al puente, al cabo de un tiempo se volverían pobres. Y pensaron: "Paguemos a los pobres para que vayan a robar por nuestra cuenta ". Se firmaron contratos, se establecieron los salarios, los porcentajes: naturalmente siempre eran ladrones y trataban de engañarse unos a otros. Pero como suele suceder, los ricos se hacían cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.

Había ricos tan ricos que ya no tenían necesidad de robar o de hacer robar para seguir siendo ricos. Pero si dejaban de robar se volvían pobres porque los pobres les robaban. Entonces pagaron a los más pobres de los pobres para defender de los otros pobres sus propias casas, y así fue como instituyeron la policía y construyeron las cárceles.

De esa manera, pocos años después del advenimiento del hombre honrado, ya no se hablaba de robar o de ser robados sino sólo de ricos o de pobres; y sin embargo todos seguían siendo ladrones.

Honrado sólo había aquel fulano, y no tardó en morirse de hambre.

9.8.05

sobre cadenas y Jedi...

hace tiempo principiodeincertidumbre posteo esto, que ha su vez Maximus había posteado primero:

Ahora yo también voy por el mundo como Obi-Wan Kenobi. Por eso me he suscripto al curso Jedi de Casas... aunque después de leer esto, ya no sé qué pensar:


La peligrosidad del Jedi (1.4.05)
Los jedis son respetados y temidos.Por eso es de buen tino mantener la discreción en la vida diaria.No se debe mostrar mas que lo estrictamente necesario, y solo cuando la circunstancia lo requiera.Para cualquier humanoide, la peligrosidad de Jedi se explica fàcilmente: Un jedi sabe combatir y posee una formidable herramienta de negociación: el sable.Pero hay cierta clase de gente que además de temer a los jedis, los odia.Un jedi puede practicar futbol, integrar una orquesta y aún trabajar con esta gente especial.Por un tiempo.Tarde o temprano se ganará su antipatía y finalmente será expulsado de la orquesta, echado del trabajo o desterrado de la comunidad.La clase de gente que tanto teme y odia al jedi es aquella acostumbrada a manipular a los demás. Los humanoides en general y el ser humano en particular vienen dotados de manija.Este es un accesorio que permite manipular a la persona, como si se tratara de una marioneta.La manija de la gente es simbólica: para manipular a un empleado, por ejemplo se utiliza la manija de la ambición.Cuanta más ambiciones materiales tiene una persona, más grande es su manija.En un mundo repleto de personas ambiciosas, los que tienen más poder manipulan a los que tienen menos.“¡Pero un jedi no tiene tanto poder... debería ser fácilmente manipulable!” se dice un empresario poderoso. Y entonces sale en busca del Jedi que trabaja en el archivo de su empresa, dispuesto a demostrarle realmente quién manda.Es allí cuando descubre aterrado, la verdadera peligrosidad del Jedi:Un Jedi carece de manija.La monstruosa amputación en la espalda del empleado, además de una abominación, sugiere en los poderosos pensamientos perversos, tentaciones pecaminosas que ni siquiera se atreven a pensar del todo. Es entonces cuando palpan nerviosos en su espalda, se tocan la propia manija y enfurecen de odio contra el insolente jedi.Poco tiempo pasará antes que el empresario se deshaga del archivero manco. Y el Jedi se irá contento por la ciudad, en busca de nuevos archivos.

7.8.05

Artaud y los diez Artauds - cuento

Artaud y los diez Artauds se sientan en once sillones al mismo tiempo en once ciudades distintas. Ni Artaud ni ningún otro de los Artauds conoce ésta particularidad en sus vidas. Todos y cada uno están convencidos de que son únicos, una pieza imprescindible en el diseño del universo. Pero son once figuras idénticas desplazándose al unísono y soñando los mismos sueños. Claro que Artaud y cada uno de los otros Artauds tiene una particularidad que los distingue; por ejemplo al Artaud inicial le gusta coleccionar sobrecitos de papel glacé, y al Artaud residente a treinta kilómetros al noroeste del primero comer tortilla los viernes. Y no es que cada Artaud tenga un resquicio en la armonía con los demás: todos los Artauds coleccionan sobrecitos de papel glasé y comen tortilla los viernes, pero solamente a uno le gusta. Cada uno tiene una explicación diferente para la descripción del motivo de sus actos pero, en el supuesto de que alguna persona llegara a conocer el caso particular de Artaud y los otros Artauds y supiera sus domicilios y se tomara el tiempo de visitarlos casa por casa, los once dirían las mismas palabras para explicar el porqué de sus actos. Claro que aquí usted dirá, estimado lector: de existir persona que conozca el caso de los Artauds, ésta de ninguna forma podrá estar en los once domicilios al mismo tiempo, por lo que, de ser verdadera la anécdota de los Artauds, al encontrarse el supuesto encuestador en el domicilio del primer Artaud formulando su pregunta, los diez Artauds restantes deberían estar contestando la misma pregunta a otros diez encuestadores al mismo tiempo. Y esta es la particularidad de los Artauds, lograr que el mundo se repita once veces en once lugares diferentes al mismo tiempo.

6.8.05

antes de ver la pelicula, por las dudas


como tengo la esperanza de que "charlie y la fabrica de chocolates" no me dececpione como "el planeta de los simios" y "batman" (para mí batman es adam west) hago este comentario, porque quiero poder decir que esta pelicula de Burton me gustó, que está a la altura de "el gran pez", "el joven manos de tijeras " y "la gran aventura de Pee-Wee". de cualquier manera para mí Willie Wonka siempre será Gene Wilder (y pido a perdón a los fanáticos de Jhonny Deep)

OLIMPO empató!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Volvió el fútbol y Central no pudo con Olimpo: igualaron 1 a 1. Los goles llegaron por medio de Andrés Díaz, para el local, a los 10 minutos del segundo tiempo, mientras que igualó Ezequiel Maggiolo, a los 30, tras un error del arquero Marcelo Ojeda. Se vio poco fútbol pero Olimpo pudo irse contento debido a que jugó mal pero sumó puntos. Recién arranca el torneo pero sumar siempre es bueno para un equipo que lucha por engrosar su promedio desde la primera hora.

29.7.05

Una de Oé

Como me gusta Kenzaburo Oé, el novelista novel, cito aquí unas palabras suyas de "El grito silencioso": "Así es como se van perdiendo uno a uno los fundamentos de la vida del valle. Es algo parecido al modo como se descompone la hoja de hierba al microscopio. La estructura de cada hoja es distínta. Al descomponerse, se vuelven blanduzcas y amorfas, bien porque las células estén enfermas, bien porque se hayan muerto. Al aumentar esas células amorfas, la hoja se pudre. Lo mismo sucede con el valle. Cuando los elementos fundamentales van perdiendo su forma, el peligro es evidente"

sobre música y cine



1) no sé que decir del ultimo cd de Fito Paez "Moda y Pueblo": ¿qué hace con las canciones? ¿está permitido que un autor trate así a sus creaciones? por momentos me parece que Paez ya no quiere vivir...





2) por el contrario el ultimo cd de Alfredo Casero "Hiperfinits Firulets" y el gordo cada vez me gusta más... creo que me estoy enamorando! (sobre todo después de escuchar su versión de "jacinto chiclana")







3) y para terminar, quiero declarar que me robaron. luego de ver el film "Sr. y Sra. Smith" (una pelicula aconsejable para pasar el rato), como me había gustado lo que consideré la banda sonora, me agencié la misma: ¡y no encontré las canciones que me gustaron! ya estoy harto de que las bandas de sonido de las películas sean otra cosa que la música que hay en la película...

22.7.05

las uñas -cuento-

Cuando caen la uñas hacen ruido pero poco, uno a veces las escucha, a veces no. En realidad lo que uno hace cuando se corta las uñas es ver si quedan bien cortas y nada más, no le presta atención a lo que cae, ni escucha su gemido cuando va cayendo.
Eso quien se corta las uñas. Las uñas en cambio se escuchan entre sí, y el miedo las asalta luego de haber escuchado el grito de la primera. Se sabe: las uñas tienen una vida separada de los cuerpos, y viven más que ellos, siguen creciendo aunque sus portadores hallan muerto.
Siguen creciendo cuando estamos muertos. ¿Y luego que caen? ¿Viven sin nosotros, crecen? Eso no lo sabe el hombre. Él se limita a juntarlas una vez caídas, y tirarlas a la basura, para después olvidarlas.
Pero resulta que las uñas viven sin los cuerpos. Abandonadas en la basura, las que fueron de un mismo cuerpo se reúnen y van en busca de sus antecesoras.
¿Qué para qué se reúnen las uñas? Una vez que se encuentran, que todas las uñas que abandonamos desde que fuimos bebés hasta ahora se juntan ocurre el milagro.
Ellas se colocan en rueda y tocándose leve los bordes rezan al Dios-uña. Y en su rezo van perdiendo los bordes y se vuelven una única uña que brilla y crece. Y de esa uña brillante nace un dedo, y otro, y otro, y una mano, y un brazo, y un cuerpo. Y ese cuerpo es la replica-uña de quien antes fue el portador de las uñas. Y esta replica-uña viste las mismas ropas que su original, y tiene su memoria, por lo que en la noche se dirige hasta su cama y elimina al original para quedarse en su lugar. Y ya nadie puede reconocer al original de la copia.
¿Nadie? En realidad sí se puede reconocer: la copia se come las uñas, para que no la reemplacen...

Arisca (cuento)

En el sueño el cosquilleo era del agua que me recorría dulce, pero era un agua rara que no refrescaba, que la única felicidad que daba al cuerpo desnudo era un hormigueo quedo, pícaro. Entonces me di cuenta de que no era agua. "¡Hormigas!", grité abriendo los ojos. Algunas volaron espantadas. Mientras tanteaba bajo la cama buscando mis lentes descubrí que no se trataba de hormigas sino de vaquitas de San Antonio. Eran muchas y pequeñas, sus lomos colorados con manchitas negras se entretenían en visitarme. Acaso la capa de salitre que el sudor iba esparciendo las había invitado a posarse sobre mí. El enojo desapareció, al punto volvió la imagen del campo y en él mi abuela diciéndole al niño que fui que eran criaturas mágicas que traían suerte, y que había que tratarlas bien. Por eso no quise espantarlas. Solas, cuando atiné a pararme, dejaron mi cuerpo.
Encendí la radio y levanté al máximo el volumen, para poder escucharlo aún bajo la ducha. Había empezado el crepúsculo. A través de la ventana veía al sol redondo y amarillo ya cansado detrás de los árboles, gigante que se iba agrandando más y más según se acercaba al piso. Hice coro con la radio mientras me bañaba. Luego de vestirme y preparar la pava y el mate, salí al patio.
Entonces me di cuenta de lo que estaba pasando. Una brisa fresca y marina acarició mi rostro: el aroma de lluvias que tanto se deseaba había llegado. Dejé la pava y el mate junto al silloncito. Sin apuro fui recorriendo el patio, inspeccionando el color en las hojas, dejándome invadir por los perfumes. Las vaquitas volvieron y se posaron en mis hombros. Mis labios recordaron unos versos de Wilcock: "Ahora comienzo a recordarte hasta cuando estoy corriendo, a mostrar el amor que desciende de los hombros como amatistas considerables". Estaba frente a una maceta cuya etiqueta decía "Adriadna". Ella, poco antes de desaparecer, les puso nombre propio a las plantas, acaso sabiendo la cortedad de su futuro, acaso segura de lo estéril de su vientre, vientre que nunca le daría ocasión de legar nombre a otra persona. Varias veces, cuando tonteábamos entre esas mismas plantas, la había escuchado alardear de su destino de arena. "Por eso", decía, "soy arisca. Nada puede echar raíces en la arena". Yo le replicaba diciendo que a veces se mezcla tierra buena con arena en las macetas para que las raíces puedan holgarse en los terrones, hincharse y crecer. Eso no la contentaba. Había algo dentro de ella que hervía constantemente, que no la dejaba estar quieta, que la quemaba. Pasaba las horas sola en el patio, y lloraba cuando creía que no la veía, sus lágrimas se secaban al apenas rozar las mejillas, como si cayeran sobre tierra reseca. Un día en el que paseaba solitaria se largó a llover con fuerza, y enseguida granizó. La pedrada la alcanzó mas ella no se inmutó, siguió quieta viendo a sus plantas. Un vapor comenzó a brotar de su cuerpo, la humedad fría y cristalizada se volvía nube contra ella. Una sonrisa extraña se apoderó de su rostro, que fue cubierto por la humareda que era cada vez más espesa y que alcanzó a cubrir todo el jardín. Tuve miedo y salí corriendo al patio, para abrazarla, y ya no la alcancé, ella se había esfumado.
Las vaquitas dejaron mis hombros. Con una sonrisa yo también acepté mi destino. Miré hacia el cielo y vi el agua que atravesaba el espacio en mi busca. Comencé a cantar, haciéndole coro a la radio. Los primeros gotones cayeron en mi cuerpo, que se volvió barro, que se volvió tierra por el simple toque del agua. Y me fui desgranando al ritmo de la lluvia. Al terminar la canción yo ya no le hacía coro a la radio.

13.7.05

Anotaciones II

El lenguaje se precisa cuando se quiere abrazar al mundo, cuando se intenta representar la realidad con la mayor exactitud posible.

*

No sabemos nada, y los juegos de artificio iluminan nuestra sala. Cegados por ellos, nos dejamos llevar a través de las cosas, como sonámbulos, pensando nada más que en esa luz y en lo que ella dice.

*

Ser valiente en las horas sosas, en el silencio frente a uno mismo. Darse fuerza en la oscuridad, cuando nadie puede vernos.

*

La persona que la muerte nos devuelve no es la misma. Una mancha tiene en su alma, una marca nueva que la transfigura. Y ya nada vuelve a ser lo mismo con ella, como si hubiera muerto de veras.

12.7.05

Yo también tengo el corazón con agujeritos...

no es precisamente el silencio
sino la respuesta que no se registra
ni en las vibraciones de la voz
ni en los zurcos de la caligrafía...

no es la ausencia
sino la presencia abandonada
el fantasma que atraviesa paredes
para reirse a mis espaldas
de esta sed que grita
de este hambre que me atormenta...

nada tengo entonces,
nada, el viento en la cara, unos recuerdos
y una voz que lejana a traves de un cable
me da calor...

un calor que no es luz
un calor borroso
que me acaricia la mejilla como una luciérnaga apagada
y me transmite su siesta a chispazos pesados
a mordidas...

y lo que está de éste lado presente
en esa caricia se va llenado de ausencia
muriendo...