30.7.06

bombo, bombo

sí, mi chiquecita es muy buena escritora y lamujerdemivida ha publicado otro de sus poemas.


...estoy muy enamorado...

:$

27.7.06

http://www.zademack.com/html/00index.htm
En la ciudad la tierra está muerta. Bajo las casas perdió la vida. Por eso en los viveros las plantas vienen con la suya. Por eso en los supermercados se vende embolsada.
En la ciudad está muerta, Belén lo sabe. Durante años luchó para que no más un brote en su jardín surgiera. No usó tierra embolsada ni fertilizantes, confiaba en su jardín. En ese luchar la tierra se le metió bajo las uñas, entre los párpados, en los oídos y bajo la lengua. Ella se fue llenando de tierra en la lucha. Y la tierra, que estaba muerta, en Belén volvió a vivir, fue fértil. Por lo que pronto además de remover la tierra de su jardín, Belén removió la que había en su cuerpo. Y fue en un surco suyo que tuvo albergue la semilla que fui.
Así fue como nací. O, por lo menos, así fue como Belén me lo contó de chico mientras removíamos tierra. Ella decía que yo había sido lo primero en florecer de ese jardín que ahora está lleno, y que por eso soy Adán. Por eso, aunque mi nombre no me guste, aunque más de una vez halla sido objeto de burlas gracias a él, he aprendido a quererlo, porque en él ella cifró el fruto de su cariño por la tierra.
Belén que ya no cuenta historias. Ella se está secando en esta cama y nada puedo hacer. Por no verla me miro las manos tratando de recordar sus palabras. Despacio aparecen, mientras me las repito las examino porque ellas no eran porque sí, como las semillas tenían un secreto dentro, secreto que al enterrarse en quien las oía florecía revelándose. Y ese revelarse ocurría sin que los que las escuchaban se dieran cuenta: de pronto un día cualquiera luego de haber escuchado sus palabras, se recordaban y en la sonrisa que brotaba estaba el secreto, aunque las más de las veces no había sonrisas: el secreto echaba raíces y era como si siempre hubiera estado ahí.
"¿Cuál es el secreto?", le pregunto al oído. Tiene las sienes rapadas y hay como una morsa que en ellas muerde. De la morsa cuelga una pesa que la obliga a estarse quieta. No sé si me escucha: desde que llegó no ha abierto los ojos. Pero los doctores dicen que se va a recuperar, y yo les creo.
Acá el tiempo es otro: en las ventanas las cortinas siempre están cerradas y no me animo a asomarme para saber qué hora es: las horas se me anuncian con el movimiento de las enfermeras. Todo parece un mal sueño.
Y como si de un sueño se tratase, bastó con recordar sus palabras para que de a poco me fuera poblando. En mí brotan seres y objetos que, ni bien asoman a la habitación, gritan exigiendo abandonarme y anclar en tierra. En conjuro para disipar estos fantasmas, los tomo y los ato a mi voz. Parecen contentarse en ese suelo, cada vez es más lo que vuelve tan absolutamente calcado sobre lo que digo que voy tocándolo, me pierdo en esos lugares. Creo que con esas magias voy conjurando la muerte que echar quiere raíces en Belén, me parece ver con el rabillo del ojo como se dibuja en boceto con trazos delicadísimos y difusos una sonrisa en su rostro. Y me digo "tal vez éste sea el secreto".
Entonces me adentro en mí, y rebusco sus palabras para repetirlas.

17.7.06


"En las peleas callejeras hay dos tipos de golpeadores. Está el que pega, ve sangre, se asusta y recula. Y está el que pega, ve sangre y va por todo, a matar. Muy bien, muchachos: vengo de afuera y les juro que hay olor a sangre"

13.7.06


Brilla contra el celeste dejando asomar apenas color en las orillas, mínimo color que intenta traer la forma del olvido y sólo consigue fantasmas balanceándose en el susurro, fantasmas que toman cuerpo ahogándose bajo el agua del arroyo. Pero el brillo es no más un segundo y despues se apaga, y los fantasmas ahogados del color en las orillas desde los bordes atacan inundando todo hasta llenar la hoja que harta de tanto color se quiebra y cae lenta rozando el tallo, lenta.

...este tipo me tiene cansado...

11.7.06

CESA


Hay nubes en donde Eso o Analía me dice: “Aprendé en mí lo que va de ayer a hoy, que ayer maravilla fui y sombra mía aún no soy”, en donde me dice: “Nací tarde y viajé sin ver el camino: era peregrina errante guiada por vos, verdaderamente guiada por tu voz”. Digo que escuché de sus propios labios: “Me encontré parada entre escombros mientras radiantes rayos solares abrasaban la calle toda obligando a las sombras de diciembre a entrar cansinas a mi casa por la ventana junto con la brisa, los aromas y los rumores de la noche. No recuerdo cuando era, pero yo tenía la remera pegada al cuerpo que todavía no había caído del calor que hacía, estaba toda sudada y sucia y cualquier cosa me molestaba. Estaba agitada, harta ya de pesadillas. De esta forma salí a la calle a respirar ya sin tu recuerdo ahogándome. Claro que eso era un sueño que ayer maravilla fui porque todo lo que puedo vivir sos vos, todo. Yo iba sola por la calle perdida inspirada por errante musa y una tristeza terrible y profunda se instalaba en mi pecho para que el aire tibio de la tarde que sombra mía aún no soy se me antojara más delicado, casi desconocido. Era eso y dormir aunque ayer maravilla fui todo el día para no pensar en los estandartes caídos que alguna vez alcé y que ahora dormitan del salón en el ángulo oscuro y sombra mía ni siquiera soy. En mí lo que quería era mi sueño alcanzar en lo que va de ayer a hoy, pero me fui a aprender hacia mi sueño sombra dejando la maravilla realidad que no soy aún. Mas por mis venas corría la sangre todavía. Sólo era la sensación de poder tenerlo todo y no tener con qué tomarlo; estar frente a un vidrio mirando, nada más mirando... Miráme: yo que aún maravilla me reía ahora dejando caer gotitas de mis ojos que ya soy sombra, ya soy. Yo misma temblando de ayer a hoy, aprendé en mí”. Digo que me dice: “Miráme, no tengo manos, no tengo más”, mientras con las manitos vacías se tapa ojos hermosos que empiezan a llorar. Que digo que hay nubes.

2.7.06


No hubo un antes. Hasta abrazarte mis brazos
se alargaron cuando estábamos en el piso
y te dejaron sin aire. Tu corazón de nena
latió alborotado dentro de un cuerpo que quieto
lloraba. No quise un mañana, cerrando los ojos
tomé tus manos y los días vinieron.


No quiero otro mañana.