Hay cosas hermosas como estas:
Desde la barda
Célula a célula
el día me entró en la carne.
Dejamos el auto en el camino
y en cueros,
solo,
subí a la barda.
De cara al pueblo
mientras meaba,
fui poco en la temporalidad de todo.
Un hálito de pacífica gloria
se metió en mi nariz.
A lo lejos
un cuerpo geométrico
de ciruelos, manzanos y perales,
después la barbarie montaraz.
Bajo mis ojos y cabeza
la zona urbana
parece un tablero
donde metódicamente
se juega a la vida.
2 comentarios:
excelente
así
nomás
de verdad...
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