Félix Bruzzone
Mondadori, 2008
192 páginas
$ 39.00.
Las portadas quieren anunciarnos el contenido: en esta hay una persona con sobretodo que –ya sea por la postura, o por el gesto- nos remite al “inspector Ardilla” personaje de dibujos animados creado en la década del ’60 para parodiar las películas de espías. Ciertamente hay mucho espionaje en esta novela: un hijo de desaparecidos descubre su historia familiar a través de lo que escondido le escucha decir a sus abuelos. A partir de ese descubrimiento comienza a buscar su identidad, cada vez con más pasión. Comienza a militar en HIJOS, pero en algún lugar siente que la búsqueda del grupo no es la propia, y comienza la aventura.
Un topo es un doble agente, alguien que se infiltra en una organización. A lo largo de las peripecias de la narración el personaje de Félix se va volviendo topo, un topo que se mete no para llevar información a alguien más sino para saber él mismo. Para obtener su identidad.
En 76, su libro debut, los cuentos son más medidos. Aquí Bruzzone deja desbocarse la historia y lo hace bien. Acelera, nos deja sin aliento, y con ganas de más.
(publicado originalmente en Nexo)
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