
(Habiendo visto las figuras del altar de Isenheim
pintadas por Grunewald)
Aguardando agua jadea.
Pequeño y a su lado
sin mi cabeza
yo mismo ahí
sin mi cabeza.
Blanco él en el centro y muy grande
floja y seca su boca (un símbolo que traspone todo y está más allá)
un sacrificio que sin salvar salva.
Negro detrás, redor todos pequeños.
Digo que (tinieblas sólo tiene su contorno)
sus actos pasan sabiendo que pasan
que su sino a impensados horizontes se abre.
(Pan mojado deshaciéndose en mi boca
su mano abierta en delicada entrega;
pan mojado y sus pies sangrantes
cuando en mi boca el vino es saboreado.)
Negro detrás, y el aliento corrompe todo.
Desde las ventanas el dolor entrando,
la noche profunda, la piel llagada,
el silencio profundo cautivando los cuerpos
la tarde fría donde yo estoy.
Pequeño y a su lado
junto a la Madre
yo mismo ahí
junto a la Madre.
Dicen “es su Palabra”,
dicen “estaba escrito”;
es la sangre algo muy fuerte,
todo pasa sin que pueda explicarse.
(Mi cuerpo aferra la Palabra,
sin que ello
pueda consolarlo.)
El dolor crece
mi palabra
debe menguar.