18.12.07


En la tele se llenó de programas de fiestas de quince. O de dieciseis si las chicas son yankis. El festejo de quince fascina. Todos los programas narran desde los preparativos de la fiesta hasta que la fiesta termina. Nunca se ve el día después, cuando ya no hay nada que festejar, cuando hay que limpiar todo.
Preparar los quince parece todo un trabajo. Las chicas y sus madres sufren todo el tiempo, se gritan, lloran, desesperan. Siempre quieren algo más que es casi imposible, un pony raro, un auto demasiado caro, un cantante de moda que justo en el día de la fiesta está de gira, y muy lejos.
Preparar los quince es un sufrimiento. Lo que se supone que es la fiesta de las niña-princesa en la tele se diluye en corridas contra-reloj. Hasta en la misma fiesta las quinceañeras sufren, porque alguien que no querían se coló en la fiesta, o algo está tardando más de lo que debiera.
Lo que me queda de los programas de quinceañeras es que las niñas se están volviendo cada vez más peligrosas. Recuerdo un capítulo en el que una chiquita le quería robar el novio a su mejor amiga. La fiesta esa casi una excusa, lo importante era conseguirse ese chico para ella.
Extrañamente no hay programas de cumpleaños de chicos de quince (o de dieciocho, si queremos ser puristas.) Seguro que ahí nadie se pelearía ni sufriría. Como mucho en esos programas terminarían todos borrachos vomitando en la vereda.


14.12.07

el azar es muy dificil de lograr



...como Gondry, Jan von Holleben nos llevan al lugar en donde la organización no logra fusionarse...

2.12.07













Con la boca llena de piedras
hacer gárgaras,
que la voz
se espese
hasta no transmitirse
libre
en el aire,
sino que viscosa
caiga
acariciando la piel
envolviéndola como enredadera
mientras nuestro pie
va marcando
el ritmo
de la canción
de moda.