El lenguaje se precisa cuando se quiere abrazar al mundo, cuando se intenta representar la realidad con la mayor exactitud posible.
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No sabemos nada, y los juegos de artificio iluminan nuestra sala. Cegados por ellos, nos dejamos llevar a través de las cosas, como sonámbulos, pensando nada más que en esa luz y en lo que ella dice.
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Ser valiente en las horas sosas, en el silencio frente a uno mismo. Darse fuerza en la oscuridad, cuando nadie puede vernos.
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La persona que la muerte nos devuelve no es la misma. Una mancha tiene en su alma, una marca nueva que la transfigura. Y ya nada vuelve a ser lo mismo con ella, como si hubiera muerto de veras.
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