14.2.08



El cuchillo se introduce con precisión en la espesura de una gelatina azul separándola en cuerpos deformes y temblantes. Cae luz sobre los trozos que están en la madera vieja y podrida que se encuentra junto a la pared húmeda haciendo que la misma brille con la fuerza del musgo apenas joven que hay en su superficie. El sentimiento nada mas es posible expresarlo en su límite, una burbuja flotando en el espacio sola que contiene en su interior difusa la señal de una esperanza a punto de morir. Lo cual podría llegar a tener (según la astucia puesta en la elaboración del relato) su significante o referente en la gelatina partida del cuarto musgoso; diríase que en algún lugar de todo lo descrito en las primeras líneas repito o reproduzco de alguna manera la imagen de la burbuja que flota en el espacio. Algo así como alguien en un concurso de alfombras persas o de gatos bengalíes que en el punto opaco de su transcurso dice o hace decir al locutor del evento que en cierto lugar hay o puede haber un talismán que convierta las penas o renazca el dolor. Que vale decir que el cuchillo cortagelatinas es un nuevo lugar de las costumbres literarias

3 comentarios:

principio de incertidumbre dijo...

¡y el espacio real también es una nueva costumbre!


:)


Muy teorizante pero sin ser aleccionador. Me gustó mucho.

¡Y desde ahora quiero comer gelatina azul!


P.D.: i love you, beibi.

zombre dijo...

AL IGUAL QUE A PRINCIPIO SE ME ANTOJO UNA GELA AZUL, Y SI DICEN QUE SI SE PONCHARA LA BURBUJA OCCIDENTAL OLERIA A NARANJA PODRIDA Y SERIA DE UN COLOR GRIS

SALUDOS REALES

Unknown dijo...

Entonces, diría yo quizás, me pondré a doblar cuchillos con la mirada. En caso de fallar, lo afilaré con el afilador de ruedas paralelas y el ruido insoportable hará salir a las cucarachas. Entonces habrá cumplido su cometido.