17.8.05

Nocturno

Vuelvo cansado
caminando por los mismos lugares
bajo las mismas lámparas de mercurio
en la noche repetida.
Mientras como girasoles
miro pasar los autos
y tarareo canciones
para ahuyentar los espacios
que me llaman
que me convocan
y a los que ya no puedo ir.
En la muchedumbre de la parada de ómnibus
aparece el rostro de una mujer
que me recuerda a quien una vez quise
con dolor.
Meto mis manos en los bolsillos
y solamente encuentro
la mugre hilacha.
No, nadie debe estar en mi pensando.
Una vez vi una película
en la que decían
que nadie muere
mientras se lo recuerde.

7 comentarios:

Adriano dijo...

Verdad. Nostalgias del pasado. Intenciones de abarcar un momento, de volver a ser, del recuerdo latente. He matado a las personas que yo ya no recuerdo. Pero no he podido con otras, quienes se me aparecieron como pesadillas intentando que las vuelva a tener en cuenta.

Pude. Pude recordar a quienes había olvidado. Y en la rambla de mis ilusiones vi a esas personas volver. Pero había sido demasiado tarde. Porque el que no tenía vida, era yo, una persona que dejó de ser recuerdo.

Saludos.

Ligustrino Campana dijo...

El recuerdo que dispara
Una facción conocida
Una mirada familiar, un gesto
Oculto, secreto
En los bolsillos sobra espacio
Para acomodar cachivaches
Una bola congelada a mil años luz
Aquel recuerdo que tirita
Hoy frente a ti se hace añicos

Un gusto. Dos gustos. Salú.

Unknown dijo...

el problema de dejar cosas en los bolsillos es que hay que acordarse de sacarlas

Cazador Oculto dijo...

buen poema, casi no hay que limarlo nada

Xi dijo...

Me gusta tu escritura. Gracias por tender un hilo desde el espacio hasta mi refugio. Vendré más seguido, si me invitas.

Un abrazo desde el otro lado de la cordillera.

principio de incertidumbre dijo...

Yo ya hablé sobre este poema en otro antro; pero si quiere repítole.

Ignis fatuus dijo...

Mugre en los bolsillos y lluvia en los zapatos... como una metáfora de lo que pesa y lo que llevas contigo al andar.
Pero todos somos gotas y zapatos.
En esa telaraña de recuerdos, añoranzas, soledades y vacíos, a veces, hay luz. Espero que se te acaben las lámparas de mercurio, y las noches sobre noches repetidas.
Se "siente" el poema,
un saludo